El caso del bebé escaldado por su padre llega a juicio

La Fiscalía pide doce años de cárcel y el progenitor alega que fue un accidente

28 jun 2017 / 10:11 H.

Para los lectores más susceptibles es conveniente empezar con una advertencia: el siguiente relato puede herir sensibilidades. Manuel C. M., un vecino de la capital de 27 años, está citado hoy en la Audiencia Provincial para responder por unos hechos escalofriantes. Está acusado de escaldar a su propio hijo, un bebé de tan solo cinco meses al que causó gravísimas quemaduras al bañarlo con agua hirviendo. Las lesiones que sufrió el pequeño fueron terribles. Tuvo que ser sometido a varias intervenciones quirúrgicas y presenta grandes cicatrices por todo su cuerpo. Y, a pesar de que han pasado casi cinco años desde que ocurrieron los hechos, la recuperación no es completa y al pequeño Miguel todavía le esperan más operaciones.

Su padre se sienta hoy en el banquillo de la Audiencia como presunto autor de un delito de lesiones graves. La Fiscalía reclama para Manuel C. M. una condena de doce años de cárcel y el pago de una indemnización de 180.000 euros al tutor legal de su hijo. El hombre asegura en su descargo que lo ocurrido fue un terrible accidente.

Los hechos ocurrieron en la noche del 14 de agosto del año 2012. El Ministerio Público asegura que el procesado, un joven sin antecedentes penales y dedicado a la venta ambulante, acudió a casa de su hermana, en el Polígono del Valle. Iba acompañado de su pareja sentimental y madre del niño. Las dos mujeres salieron a la calle para comprar algo de cena y dejaron a Manuel C. M. al cuidado del bebé. El progenitor decidió bañar al pequeño en el aseo del piso, una habitación que, según el fiscal, carecía de ventilación. El Ministerio Público sostiene que el acusado llenó con “agua hirviendo a altísimas temperaturas” la bañera o el lavabo. Añade que usó un recipiente para verter el líquido sobre el cuerpo del bebé. Prácticamente, le quemó toda la superficie corporal, a excepción de los pies, las manos, el cuello, la cabeza y la parte central de la espalda. Según la Fiscalía, el niño comenzó a llorar inmediatamente. “Lo sujetó por la cabeza y lo mantuvo en contacto con el agua (...). A continuación, lo extrajo y lo cubrió con una especie de trapo para secarlo. Al hacerlo, se le desprendía la piel”, describe, literalmente, el escrito provisional de acusación. En ese momento, llegaron la madre del bebé y la hermana del acusado. Todos llevaron al niño al Hospital, donde quedó ingresado en la UCI pediátrica por quemaduras generalizadas de segundo y tercer grado, que afectaban al 70 por ciento de su cuerpo. A lo largo del tiempo, tuvo que ser sometido a diversos injertos cutáneos y a varias intervenciones quirúrgicas. “Actualmente, no presenta limitación funcional de las articulaciones, si bien es cierto que es posible que existan en el futuro y que requieran de tratamiento quirúrgico”, aclara el fiscal.

Fue el Hospital el que puso los hechos en conocimiento de la Justicia. El progenitor dijo, entonces, que lo ocurrido fue un desgraciado accidente y que no se percató de que el agua estaba hirviendo. El Juzgado de Instrucción número 2 de Jaén abrió una investigación para aclarar lo ocurrido. El caso parecía estar abocado al archivo, pese a los intentos del Ministerio Público, que veía algo “raro” en lo que le pasó al menor.

Sin embargo, el niño volvió a sufrir otro accidente. El 15 de mayo de 2013, volvió al Maternal. Llegó inconsciente, debido a la ingesta de sustancias tóxicas, en concreto, un medicamento tranquilizante. Debió ser sometido a un lavado de estómago para contrarrestar los efectos de la droga. El Hospital comunicó también estos hechos al juez, que volvió a tomar declaración a los progenitores. Durante los interrogatorios, ambos incurrieron en una serie de contradicciones, según explican las fuentes consultadas. El magistrado vio que había indicios de delito y decidió sentar al padre en el banquillo. Algo que ocurrirá hoy en la Audiencia Provincial.