El campo se riega, como en verano, a finales de diciembre
La Red de Alerta de la Junta detecta olivos con aceitunas y flores


El campo no tiene ni reloj, ni calendario. Entiende de cuándo sale el sol, de horas de luz, de temperatura y de lluvia. Las cuatro estaciones no son más que los ajustes que se producen entre estas variables para generar una meteorología determinada dentro de unas reglas que vienen marcadas por lo que los expertos denominaron clima. Sin embargo, al campo y, consecuentemente, al trabajo del hombre sobre él —la agricultura— se le están mandando mensajes que lo pueden confundir.
Hay cultivos que parece que piensan que ahora es primavera y empiezan a comportarse como si el calendario marcara marzo o abril, pese a que quedan unos días para la Navidad. Hace demasiado calor por el día y el tiempo se asemeja mucho a los días de marzo —calurosos cuando hay sol y fríos cuando cae la noche—. Además, la acción del hombre tampoco ayuda demasiado. Los agricultores, en su afán de salvar las cosechas, redundan más en este mensaje. Por eso, los cultivos se comportan, cuanto menos, de una forma rara o poco habitual.
La Red de Alerta e Información Fitosanitaria acaba de publicar unas imágenes que impactan. Olivos de la Alpujarra de Almería —en el municipio de Instinción— tienen aceitunas y, a la par, algunas flores listas para echar el polen, algo que suele ocurrir a mediados de mayo. También hay fotos de otras fincas de la provincia de Sevilla, que ya no tienen aceituna, pero sí flores. Y corre el mes de diciembre. Mientras tanto, en Jaén, el campo se riega en diciembre como si fuera verano. Las comunidades de regantes que pueden —no todas están facultadas para abrir el grifo— echan agua al campo. De hecho, ayer a las cinco de la tarde —tal y como muestra la imagen—, una finca de Mengíbar se regaba con aspersores como si fuera verano. La tierra está muy seca, la aceituna llega arrugada a las fábricas y, sobre todo, se teme que la próxima cosecha sea un auténtico desastre. Hace mucho calor y, encima, no ha llovido nada.
“El olivar cuenta con un estrés hídrico tremendo. Yo mismo estoy regando, aunque no es normal que esto se tenga que hacer en diciembre. No recuerdo unos meses tan secos como los que estamos viviendo”, explica el secretario general de COAG en Jaén, Juan Luis Ávila.
Los agricultores echan agua, pero lo hacen con miedo. Y no solo por la factura de la electricidad que se generará o por los gastos de gasóleo que conlleva poner en marcha las bombas que sacan el agua de los cauces o de los sondeos que dan de beber a los olivares. “Hace calor y con el riego, se despierta y activa el olivo. Si se produjera una bajada de las temperaturas brusca o llegadas heladas fuertes, podría pillar a los árboles desprevenidos y causarles daños irreparables”, añade Juan Luis Ávila. Los rendimientos de la aceituna en la fábrica suben considerablemente porque el fruto lleva mucho aceite y poca agua. Y si se riega, se ganan kilos, pero no aceite, por lo que no es rentable porque sube el gasto de molturación. Por otro lado, los olivareros intuyen que la próxima cosecha aceitunera no será buena. Tal vez, este pensamiento sirve para explicar el tirón que se ha producido en la contratación de las pólizas de seguros que cubren las pérdidas por las bajas cosechas. Todavía falta, pero el camino que se ha emprendido no resulta nada halagüeño, sobre todo, porque este 2015 ha sido bastante rácano en precipitaciones.
En los desiertos no prospera la vida porque hace mucho calor de día y un frío tremendo durante la noche. Aquí existen parques naturales y alrededor de 66 millones de olivos, según el último censo agrario. Sin embargo, la meteorología invita a pensar que algo varía en el cielo y que afecta en la tierra. La predicción meteorológica para este fin de semana 19 y 20 de diciembre o, lo que es lo mismo, en la puerta del invierno no dejan indiferentes. La Agencia Estatal de Meteorología afirma que se superarán los 20 grados centígrados en, prácticamente, toda la provincia. En Andújar se llegará a los 24 grados; en Cazorla, a 22; mientras que Linares y Jaén tendrán 21, y Alcalá la Real alcanzará los 20.
Se producirá un cambio muy brusco durante la noche —igual que ocurre en los climas desérticos—. La Aemet indica que Andújar tendrá una máxima de 24 grados, pero su mínima será de 1 —una variación térmica de 23 grados centígrados—. Mientras, en la capital se alcanzarán los 9 grados durante la noche y el mercurio bajará en Linares hasta los 7 grados. No se esperan precipitaciones. Se verá el sol y muy pocas nubes en un fin de semana primaveral, si no fuera por el descenso térmico que se generará cuando se esconda el sol.