Dramática “caída de San Juan” en el olivar

Los árboles tiran mucha aceituna por el estrés hídrico

27 jun 2017 / 12:20 H.

Los olivareros conocen bien la “caída de San Juan”. Saben que el día del santo suele coincidir con el proceso de formación del hueso de la aceituna que se proyecta para la próxima producción de aceite de oliva. El árbol agarra el fruto que prevé que será capaz de sacar hacia adelante y descarta el resto. Sin embargo, esta vez, la “caída de San Juan” ha sido dramática. La falta de precipitaciones y el calor abrasador de junio, en el que se han llegado a superar hasta los 40 grados centígrados, han generado un tremendo estrés hídrico en los olivares. Muchas fincas ven que sus árboles son incapaces de engordar todas las flores polinizadas que se convirtieron en pequeños frutos. De ahí que la “caída de San Juan” ha dejado pesimismo en muchos municipios.

“Hoy —por ayer— hemos tenido una reunión en San Miguel Arcángel (la orujera). He preguntado a los presidentes de las cooperativas y me cuentan que hay zonas que están muy tocadas. La caída de San Juan ya te da una ligera idea de la producción y vemos zonas que se encuentran mal”, afirma Cristóbal Gallego, vicepresidente de Cooperativas Agroalimentarias de Andalucía. Por otro lado, Juan Luis Ávila, secretario general de COAG en Jaén, añade: “Estamos a la espera de que nos manden la información de algunas zonas de España, pero en Jaén tenemos bastante pesimismo. Salvo las fincas que rondan las vegas del Guadalquivir, que han aguantado mejor, hay olivares que han perdido mucha cosecha. Las sierras tienen poco fruto, al igual que la zona que va desde Torreperogil hasta Villanueva del Arzobispo y, prácticamente, buena parte de Sierra Morena y El Condado”.

Precipitaciones. Todos los problemas que tiene el olivar derivan de una sola causa: la falta de lluvia. Es cierto que se trata de un cultivo que aparece en los libros como “de secano”, pero las súper cosechas que ofrece en los últimos tiempos están alentadas por el agua. Si no se riega, da muy poca aceituna. Jaén solo tiene autorizados riegos de apoyo para el cultivo, por lo que el agua que le llega siempre es deficitaria. “Solo hay que mirar las últimas cosechas para tener claro que la producción de aceite de oliva es directamente proporcional al agua de lluvia que cae. Pese a que existe una gran dedicación por parte de los olivareros porque el precio del oro líquido es bueno, ya no da más de sí”, afirma Juan Luis Ávila. Por otro lado, Cristóbal Gallego añade: “Los olivareros riegan todo lo que pueden. Los que tienen agua y comenzaron en enero tienen el campo bien. En cambio, se nota mucho los que empezaron más tarde”. Ahora, el campo se repara para unos días más frescos. El calor abrasador de junio ha evaporado mucha agua, por lo que los agricultores utilizarán estas jornadas para intentar aportar líquido al suelo para aliviar la sed de los árboles. No obstante, hace falta que llueva, algo que se augura ya bastante complicado.