Dos fallecidos al caer su coche desde una altura de seis metros

La Policía baraja la hipótesis de que el conductor se despistó y perdió el control

28 may 2016 / 11:15 H.

Lourdes cumplía los 21 años el mes que viene. Juan José era diez años mayor. Estos dos vecinos de La Guardia son los fallecidos en el brutal accidente de tráfico registrado en la madrugada del viernes en la capital. El coche en el que ambos viajaban, un Suzuki, se salió de la vía en la antigua Nacional 323 y se precipitó desde más de seis metros de altura, por el puente que cruza sobre el acceso al Centro Comercial La Loma. Ella murió en el acto como consecuencia del impacto. Él falleció en la ambulancia, mientras era atendido por los médicos del 061, que nada pudieron hacer por salvarle la vida. La Policía Local, que se ha hecho cargo de la investigación del accidente, baraja como principal hipótesis que Juan José, que era el conductor, se despistara al volante y perdiera el control del vehículo. No obstante, todavía no se ha completado el atestado policial y hay otras líneas de indagación sobre la mesa.

Los hechos ocurrieron pasadas las doce y media de la noche. Los empleados y clientes de la gasolinera cercana oyeron un golpe estruendoso. Cuando se acercaron, vieron el amasijo de hierros en que se había convertido el coche y a un hombre malherido y ensangrentado deambulando por la zona. Rápidamente, dieron aviso al 112, que puso en marcha todo el dispositivo de emergencia.

Los primeros en llegar al lugar fueron una patrulla de la Guardia Civil de Tráfico. Después, se personaron dotaciones de la Policía Local, del 061 y de los Bomberos, que tuvieron que excarcelar el cadáver de Lourdes. Mientras tanto, los médicos trataban de reanimar a Juan José en el interior de la ambulancia. Todos los intentos fueron vanos.

Los dos cuerpos fueron trasladados al Instituto Anatómico Forense, donde se les realizaron las correspondientes autopsias a lo largo de la mañana de ayer. Hoy, los vecinos de La Guardia darán el último adiós a los dos fallecidos en ceremonias que se celebrarán por separado, una a las diez de la mañana y otra a las doce. Los cuerpos también se velaron en tanatorios distintos.

Lourdes y Juan José habían sido pareja durante un tiempo. Una relación que, según explican en el pueblo, fue “más que difícil” y había acabado en los tribunales. De hecho, él tenía una orden de alejamiento: no podía acercarse a la joven a menos de 300 metros. En las últimas semanas, se les había visto juntos, saltándose la prohibición. Anoche, habían vuelto a quedar. No se sabe a ciencia cierta qué hicieron ni dónde estuvieron. Lo que ocurrió solo ellos lo saben.

Al parecer, regresaban ya para La Guardia. Al pasar a la altura del centro comercial, en un tramo limitado a 60 kilómetros por hora, Juan José perdió el control del vehículo. Atravesó toda la calzada —hay cuatro carriles— y fue a parar al margen izquierdo de la vía. Allí chocó contra un pilar, reventó la bionda que protege el puente y se precipitó al vacío desde una altura de seis metros y veinticinco centímetros. Juan José salió despedido y Lourdes, ya fallecida, quedó atrapada en el interior del coche.

Los investigadores de la Policía Local tratan de averiguar por qué el conductor perdió el control del vehículo en un tramo recto y con buena visibilidad. La hipótesis que más fuerza cobra es la de la distracción al volante, sin aventurarse a dar más detalles. Llamó la atención del equipo de atestados el hecho de que no hubiera huellas de frenada en el lugar, sino solo las marcas de derrape que dejaron las cuatro huellas al rachear desde el lado derecho de la calzada al izquierdo. La causa se remitirá al Juzgado de Instrucción número 4.

El coche se estrelló contra las vallas del sentido contrario
idcon=12220863;order=10

El coche que pilotaba Juan José M. R. y en el que viajaba Lourdes C. E. circulaba por la antigua Nacional 323, a la altura del Centro Comercial La Loma. Llevaba sentido Granada. Por motivos que se investigan, el conductor perdió el control del coche, que atravesó los cuatro carriles y se estrelló contra las vallas que protegen un puente y un terraplén, situadas en el sentido contrario de la circulación.