Discurso de bienvenida de Ramón del Hoyo a Amadeo Rodríguez

El administrador apostólico promete “acompañarlo” en su tarea pastoral

    28 may 2016 / 19:49 H.

    1.- Bienvenido, D. Amadeo. Pastor elegido para esta Iglesia de Jaén, “pueblo santo de Dios entre olivares”, como canta su himno.

    Esta grandiosa catedral, “poema de piedra” y sus “buenas gentes”, que llenan las naves y plaza de Santa María, están proclamando la unidad de su fe y sentimientos compartidos, con la esperanza, de verle ocupar la Cátedra de este primer templo diocesano y dar así inicio a su ministerio episcopal en estas tierras de Jaén.

    Juntos le decimos: ¡Bendito el que viene en nombre del Señor!.

    2.- Desde el mismo instante en que conocimos la alegre noticia de su envío a esta Sede del Santo Reino, por su S.S. el Papa Francisco, todos, al unísono, hemos venido pidiendo insistentemente ante el Señor por su nuevo Pastor.

    En este histórico momento, el relevo que me entregó, en un 2 de julio de 2005, mi predecesor en esta Sede Mons. Santiago García Aracil, a través del Administrador diocesano, Mons. Rafael Higueras, hace ya casi once años, pasa ahora a manos de su persona, como eslabones de una cadena que llamamos “sucesión apostólica”. Lo hacemos la víspera de la gran fiesta eucarística del Corpus Christi, tan arraigada en toda la Diócesis, y en la presencia del Excmo. Señor Nuncio Apostólico en España, Mons. Renzo Fratini, como signo de comunión con su Santidad. Agrademos, por ello, su presencia.

    3.- Sobre doce columnas, se sustenta todo el armonioso conjunto de esta Catedral. Ellas son signos y símbolos de la Jerusalén celestial, “asentada sobre doce piedras”, como leemos en el Apocalipsis, “que llevan los nombres de los doce apóstolos del Cordero” (Ap. 21,14). Pero, además, es cabeza y madre de todos los Templos diocesanos, y signo de comunión con el Colegio apostólico, también con doce nombres.

    La gozosa sucesión apostólica que continuará en Vuestra persona es garantía, por ello, para todos, de nuestra fidelidad en la fe a la Iglesia de Jesucristo y a su Evangelio, a Pedro, y a sus sucesores.

    4.- Desde este momento le abrimos nuestros corazones que, como tierra labrada quiere recibir las semillas del Evangelio, de un nuevo sembrador, enviado por el Señor.

    D. Amadeo, los poblados grandes y pequeños de Jaén, las nobles ciudades de esta geografía, le abren el corazón y le dan la bienvenida más cariñosa a estas tierras que han pisado miles de generaciones de cristianos, tierras de santos y de mártires que han sido luz y sal, y que han regado con su sangre en todas las épocas de su historia este suelo, desde su primer Pastor y padre San Eufrasio, hasta s. Pedro Poveda y su Obispo D. Manuel Basulto y compañeros, en nuestros días. Otros 130 nombres esperan el mismo reconocimiento, en un proceso abierto recientemente.

    5.- Cuando recorra el mar de olivos de sus tierras encontrará sorpresas en cada rincón. Sorpresas por su piedad, sencilla pero de raíces profundas, sobre todo, como he dicho antes, eucarísticas y marianas.

    “Nunca se encontrará sólo” escribía a los fieles diocesanos en una carta reciente. Queda mucho por hacer, es cierto, y el momento es el que es, pero Dios va siempre por delante de nosotros, como bien sabemos por experiencia. ¿Por qué temer?. Nunca partimos de cero y es el Espíritu Santo, en definitiva, quien mueve los corazones para seguir los pasos de Jesucristo, nuestro único Pastor. Nosotros secundamos su iniciativa e inspiraciones.

    6.- Por mi parte, como Obispo emérito de esta Iglesia dentro de unos instantes, estaré muy a su lado, como amigo y hermano. Uno se acostumbra pronto, incluso al calor de estas tierras. Desde donde me encuentre colaboraré diariamente contigo, para que nunca te falte la alegría y esperanza que contagie y anime a tantas buenas gentes de esta Iglesia secular.

    “La misericordia del Señor llena la tierra”, también a estas tierras de Jaén, con su nuevo Pastor. Así lo deseamos todos y lo pedimos por la intercesión de sus Patronos: Santísima Virgen de la Cabeza y San Eufrasio.

    D. Amadeo, nuestro Padre y Pastor, ¡Bienvenido!”

    Discurso íntegro de Ramón del Hoyo en la toma de posesión de Amadeo Rodríguez