Detenido un sospechoso por la agresión sexual del portal

La Policía afirma que el hombre, un repartidor de comida, siguió a la víctima

22 may 2019 / 11:08 H.

Tras nueve días de intensa búsqueda, la Policía Nacional ha detenido al sospechoso de agredir sexualmente a una mujer en el portal de su propia casa. El arrestado es un repartidor de comida de origen pakistaní que, según los investigadores, siguió a la víctima hasta su domicilio con la intención de atacarla. Está previsto que el implicado, W. A., pase hoy a disposición del juzgado de guardia, como presunto autor de un delito de agresión sexual y otro de abusos. Fuentes consultadas por Diario JAÉN explican que el hombre ha negado cualquier implicación.

Los hechos ocurrieron en la madrugada del domingo 12 de mayo en un residencial de la avenida del Ejército Español en el que reside la víctima. La mujer salió de un local de ocio alrededor de las cuatro de la mañana y pidió un taxi para volver a su domicilio. Al parecer, el detenido trabaja en un establecimiento de comida rápida que está situado justo enfrente de ese pub. Dice la Policía Nacional que W. A. vio a la mujer montarse en el vehículo y decidió seguirla a distancia en una motocicleta sin que ella viera nada. Al llegar a su destino, la víctima se apeó del vehículo. Justo detrás arribó el hombre en una moto. Llevaba el rostro cubierto por el casco. La escena fue contemplada por dos jóvenes que, a esa hora, estaban caminando por la calle de regreso a casa. Los chicos vieron cómo el motorista se acercó a la mujer para hablar con ella y ofrecerse para ayudarla a entrar en su domicilio. Ella se negó en todo momento. No obstante, él insistió y logró entrar en la finca.

Una vez en el interior del portal, el hombre la arrojó al suelo, lo que hizo que ella se golpeara la cara contra la escalera y comenzara a sangrar. Totalmente indefensa y aturdida, el agresor se abalanzó sobre ella, le realizó tocamientos y quiso bajarle los pantalones. La víctima se resistió con fiereza y pidió ayuda a voces. Sus gritos fueron escuchados desde la calle por los dos jóvenes, quienes habían sospechado de la actitud del motorista desde el primer momento.

Ambos decidieron llamar a la Policía y, al mismo tiempo, hicieron una fotografía a la motocicleta en la que circulaba el agresor. No habían hecho más que colgar el teléfono, cuando el hombre salió del portal a toda prisa. Intentó ocultarse el rostro con el casco. Se montó en su vehículo y huyó a la carrera.

Minutos después, llegó al residencial una patrulla. Los agentes hablaron con los dos testigos, quienes les contaron lo que habían visto. A continuación, localizaron a la mujer, que ya se había refugiado en su domicilio. Tenía la cara ensangrentada, con signos evidentes de haber sido golpeada. También presentaba los botones de la camisa arrancados y el pantalón desabrochado. Ella les manifestó que la habían atacado sexualmente.

La fotografía que tomaron los dos chicos ha sido fundamental para la identificación del sospechoso. Esa imagen permitió localizar con rapidez al propietario de la motocicleta, que es el dueño del establecimiento de comida rápida en el que trabaja el ahora detenido como repartidor. El sospechoso fue la persona que condujo la motocicleta en la noche de autos. Sin embargo, cuando los agentes fueron a detenerlo, no lo encontraron. Se había esfumado. Llegaron a temerse que, incluso, se hubiera marchado de la provincia.

Durante nueve días, han estado buscándolo. Finalmente, fue atrapado en la noche del lunes. Dicen fuentes oficiales de la Comisaría que se había “relajado” y que había acudido a su puesto de trabajo después de casi una semana sin presentarse. Fue arrestado y conducido a los calabozos de la Comisaría.

Ante la Policía no ha hecho una declaración oficial. No obstante, sí ha comentado a personas de su entorno que es inocente y que no tiene nada que ver con lo sucedido. Afirmó que estaba repartiendo comida aquella madrugada. Los investigadores no se creen su coartada. Además, quieren aportar al atestado grabaciones de cámaras de seguridad de la zona en la que se produjeron los hechos. Hoy está previsto que W. A. pase a disposición judicial.

La fotografía tomada por dos testigos que puede ser clave

La colaboración ciudadana ha resultado fundamental para la resolución judicial de este caso. Dos jóvenes, que casualmente se encontraban en la calle en la que sucedieron los hechos, presenciaron la llegada de la víctima y del agresor. Ella se apeó de un taxi e, instantes después, se presentó él en una motocicleta, con la cara oculta por el casco. La actitud del hombre les llamó la atención desde el primer momento, si bien no le dieron mayor importancia. Vieron cómo conversaba con la mujer, y se ofrecía para acompañarla y ayudarla a entrar al residencial. A los chicos también les extrañó que el hombre dejara la moto aparcada allí mismo, mientras accedía al residencial. Instantes después, empezaron a escuchar voces de auxilio que procedían del interior del portal. Inmediatamente, avisaron a la Comisaría telefónicamente. También tuvieron la sangre fría de hacer una fotografía a la motocicleta en la que circulaba el agresor. Esa imagen permitió a los investigadores identificar rápidamente al propietario del vehículo: el dueño de un establecimiento de comida rápida. El siguiente paso fue localizar a la persona que conducía la moto. Los investigadores llegaron a la conclusión de que era uno de los repartidores, un hombre de origen pakistaní. La víctima describió a su agresor como “extranjero” y “de unos 35 años”. Los jóvenes no vieron su rostro con claridad, pues se lo ocultó con el casco. Es probable que una de las diligencias que se practique en los próximos días sea una rueda de reconocimiento. El hombre carece de antecedentes penales por delitos contra la libertad sexual.