Detenido el acusado de arrollar a un policía

Presuntamente, forma parte de una banda organizada especializada en robos. Se han producido cinco arrestos

17 may 2018 / 08:20 H.

Los agentes que llevaban cuatro días detrás de Mario T. G. estaban seguros de que su detención era cuestión de tiempo: “Más tarde o más temprano iba a caer”, decían los investigadores. No les faltó razón. La Policía detuvo ayer a este vecino de la capital, de 22 años, que se había convertido en una prioridad de la Comisaría después de atropellar a un funcionario unos horas después de salir de los calabozos. El arresto se produjo en unas viviendas desocupadas donde, al parecer, el joven se había escondido. Cuando se percató de la llegada de los policías, intentó darse a la fuga, pero fue interceptado.

Mario T. G., que cuenta con numerosos antecedentes, fue detenido la pasada semana en el marco de la bautizada como operación “Novato”. La Comisaría da por desarticulada una banda criminal dedicada a los robos —algunos perpetrados con arma de fuego— la venta de objetos sustraídos y el tráfico de drogas: “Le daban a todos los palos”, dice uno de los agentes que ha participado en el operativo. Presuntamente, desvalijaban chalés o atracaban negocios escopeta en mano. Se les imputa el asalto violento a una estación de servicio de la capital y a un salón de juegos de Torredelcampo. En el marco de la operación, se practicaron seis arrestos, entre ellos el de Mario T. G.

Todos fueron puestos a disposición judicial el pasado fin de semana y el juez los dejó en libertad con cargos, a la espera de juicio. Sin embargo, el considerado el jefe del grupo no tardó en volver a meterse en líos. Al parecer, atropelló a un policía nacional que le dio el alto a las puertas de una conocida discoteca de la capital. El agente resultó herido en una pierna. Mario T. G. se dio a la fuga tras embestirlo. Desde entonces, estaba en paradero desconocido. Logró huir el pasado lunes, tras saltar desde el balcón de la casa de un familiar y salir corriendo en calzoncillos. Ayer, finalmente, cayó. “Era cuestión de tiempo”.