Décimo arresto de uno de los “camellos” más activos

La Policía lo interceptó con 13 dosis de cocaína en la carretera de Circunvalación

21 jul 2018 / 11:07 H.

Asmed A. G., un vecino de la capital de 42 años, ha vuelto a sentir el frío de las esposas en sus muñecas. La Policía Nacional detiene otra vez —y ya van diez— a este hombre de 42 años y origen colombiano. Se le acusa de un delito contra la salud pública. Fue interceptado por miembros del Grupo Provincial de Estupefacientes cuando circulaba a gran velocidad por la carretera de Circunvalación. Los agentes, que realizaban un servicio de prevención, le dieron el alto al Ford que conducía. Asmed A. G. detuvo el vehículo. Cuando los agentes vieron quién era el conductor, decidieron realizar un registro del coche. Sus sospechas no fallaron.

En el asiento trasero, el hombre llevaba una bolsa con varios objetos de baño: una toalla, unas chanclas y una camiseta. También había una pequeña caja metálica de color dorado, que guardaba trece “pollos” de cocaína. En el argot, son las bolsitas que sirven para distribuir las dosis de droga. También le encontraron 161 euros de dinero en efectivo. Inmediatamente, fue detenido y trasladado a las dependencias de la Comisaría, donde pasó la noche en los calabozos. Ayer, fue puesto a disposición del Juzgado de Instrucción número 4 de Jaén, que decretó su puesta en libertad con cargos. El hombre aseguró que la droga era para su propio consumo.

No es la primera vez que la Policía detiene a Asmed A. G., que cuenta con diez antecedentes. El penúltimo arresto se produjo el pasado mes de marzo, cuando los mismos agentes del Grupo de Estupefacientes lo detuvieron por vender drogas y, también, dejar abandonados a sus hijos en casa. Entonces, lo cogieron con 22 gramos de cocaína, tras haber hecho un “pase”, en Peñamefécit. En concreto, recibió la droga del conductor de un coche, al que entregó una determinada cantidad de dinero. Toda la escena fue observada por varios policías, que llevaban días tras los pasos de Asmed y lo tenían sometido a una discreta vigilancia.

Tras su detención, el juez autorizó una orden de entrada y registro en su vivienda. Lo que vieron allí los miembros de la comisión judicial fue espeluznante: montañas de basura y de suciedad llenaban todas y cada una de las dependencias del piso, ubicado en la calle Pizarro. Los dos hijos de Asmed, de 13 y 8 años, vivían en condiciones infrahumanas en una especie de “casa de los horrores”. De hecho, se dio cuenta a la Fiscalía de Menores de la situación en la que vivían los niños, lo que dio lugar a la apertura de un expediente para la retirada de la custodia. Apenas cuatro meses de esos hechos, y cuando todavía no se ha celebrado el juicio, Asmed A. G. ha vuelto a caer. Y, otra vez, sigue en libertad.