Convivir con las secuelas del ictus

El accidente cerebrovascular, segunda causa de muerte en España, mató a medio millar de jiennenses en 2016

29 oct 2017 / 11:08 H.

El calendario de días internacionales dedica hoy domingo al ictus, un accidente cerebrovascular (ACV) que tiene el siniestro honor de ser la segunda causa de muerte en España y que, en la provincia jiennense, acabó con la vida de 476 personas el pasado año 2016, según datos del Instituto de Estadística y Cartografía andaluz, además de ser la principal causa de daño del órgano director del cuerpo humano.

El episodio se produce por hemorragia en el interior del cerebro o cuando un coágulo obstruye sus arterias e impide el flujo normal de sangre, hasta el punto de causar lesiones en las células y la pérdida de neuronas. De ahí que casi la mitad de quienes sobreviven a un ACV presentan, posteriormente, secuelas que, en muchos casos, desembocan en la discapacidad y requieren terapias para, en la medida de lo posible, recuperar habilidades para desarrollar una vida normal. “El cerebro es un órgano plástico, puede aprender, y de esa capacidad hay que tirar para que estas personas recuperen su autonomía y su relación con los demás”, asegura la neuropsicóloga Eva Guerrero, una de las facultativas que trabaja el daño cerebral en la Unidad de Estancia Diurna Mágina, en Jaén capital, junto con un equipo de profesionales volcados en esa labor. Entre otros, este centro ofrece a los afectados por un ictus que presentan distintos niveles de dependencia los servicios necesarios —logopedia, fisioterapia, terapia ocupacional y neuropsicología— una vez que abandonan el hospital, dado que la estancia de estos enfermos en las instalaciones sanitarias no abarca el proceso de rehabilitación. “Nos centramos en la atención directa, fijamos objetivos con el afectado y su familia, personalizamos un tratamiento y lo aplicamos”, añade Guerrero.

El trabajo es arduo, si se tiene en cuenta que el ictus puede extender sus tentáculos a las capacidades cognitivas, de comunicación, visión y movilidad. En este sentido cabe destacar que en toda España viven 327.600 personas afectadas por este problema.

Precisamente con motivo de la celebración, hoy, del Día Mundial del Ictus, el Colegio de Farmacéuticos de Jaén participa en una campaña de prevención de los accidentes cerebrovasculares. Así, los 309 dispensarios jiennenses, que “aúna a farmacéuticos, neurólogos y pacientes”, según una nota de prensa emitida por la entidad colegial, manifiestan su interés en informar a la población de “las principales magnitudes de esta enfermedad, cómo prevenirla y saber actuar” en caso de que se produzca. De esta manera, a partir de hoy se distribuyen pósteres y dípticos, además de una guía editada en colaboración con la Sociedad Española de Neurología, en la que se abordan “las manifestaciones clínicas, etiología, manejo en fase aguda, el tratamiento farmacológico y el papel del farmacéutico”. Lo que sea por que la gente esté concienciada de la importancia del ictus, sus síntomas y consecuencias, precisamente para poder tratar a tiempo un problema de salud que se puede prevenir en el 90 por ciento de los casos.

sencillas pautas de prevención

Los expertos inciden en lo asequible que resulta prevenir un ictus, a través de unas pautas muy sencillas que incluyen el consumo de una dieta equilibrada, la práctica de ejercicio con regularidad, evitar el tabaco, las drogas y reducir la ingesta de alcohol, controlar la obesidad, así como los niveles de colesterol y tensión arterial. Una vida sana, en definitiva, que en el 80 por ciento de los casos de las personas afectadas hubiera evitado el desarrollo del ictus en su salud.

incidencia en diferentes edades

Aunque la mayoría de afectados por ictus tienen más de 65 años, el riesgo de sufrirlo desde una década antes es alto. Además de los hábitos de vida, el componente genético constituye igualmente un factor que hay tener en cuenta, y entre 2002 y 2012 la incidencia de los ACV en personas menores de 64 años y mayores de 35 experimentó un notable aumento que invita a no descuidar la prevención, principalmente las mujeres, entre las que el ictus es la primera causa de muerte en España.

“Ver avances supone una gran satisfacción para mí”
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Celestino Maldonado desarrolla un trabajo esencial para las personas que padecen secuelas después de sufrir un ictus desde hace 15 años, primero en Granada y, actualmente, en Jaén. El fisioterapeuta en permanente proceso formativo —“hay muchas cosas que no saben todavía del cerebro”, afirma—, ha visto multitud de casos, y asegura que asistir a los avances que experimentan los pacientes una vez que han recibido la terapia le supone una gran satisfacción. En el caso de José Navarro, Maldonado trabajó, principalmente, el equilibrio, la marcha en la calle, dado que el enfermo no tenía problemas en casa pero, fuera, presentaba dificultades. “Ha mejorado mucho en estos 2 o 3 años, a pesar de que el proceso es lento y laborioso”, añade, y afirma que el principal estímulo para un afectado es ver que puede superar las secuelas.

“Ya me encuentro a punto para hacer vida normal”
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Tiene 63 años, y recuerda perfectamente cómo sintió el accidente cerebrovascular que sufrió en 2008: “Fue de madrugada, me noté mal y yo mismo llamé a Urgencias”. Navarro quedó en un estado cercano al coma, por lo que necesitó tiempo y tratamiento para recomenzar. Tan contento está con la rehabilitación recibida que considera de la familia al personal de la Unidad de Estancia Diurna Mágina, adonde tienen claro que Navarro no necesitará volver en cuestión de muy poco tiempo. No obstante, pese a su recuperación, asegura: “No me siento la pierna derecha, así que cojeo un poco”. Un problema llevadero que no hace mella en su optimismo y sus ganas de continuar adelante: “Me encuentro a punto para integrarme otra vez en la sociedad y hacer una vida normal”, concluye José Navarro.