Continúa la “maldición” de los maceteros de la Plaza de San Ildefonso

Hosteleros piden cámaras para vigilar el centro histórico

15 feb 2017 / 11:29 H.

Con la Policía Nacional enfrascada en la investigación sobre quién es el que pinta con grafiti en la Catedral y sus alrededores, a trescientos metros de este rincón del centro que no tiene todo el respeto que merece, en la Plaza de San Ildefonso, se repite una gamberrada que es también ejemplo de lo poco que algunos quieren a Jaén. Los maceteros que adornan el lateral de la basílica menor que desemboca en Reja de la Capilla cayeron al suelo, de nuevo, ayer de madrugada. Ya ocurrió en Nochevieja, cuando los enormes tiestos de hierro fueron derribados sin miramientos, unos hechos por lo que, finalmente, se identificó al sospechoso, un indigente, que responde al alias de “Quico” y que está identificado como Francisco G. C. Una patrulla lo cogió, con las manos en la masa, y así se pudo probar su vinculación con lo ocurrido, una acción motivada por “venganza”, a raíz de que se le desalojara de la plaza, donde pernoctaba dentro de una tienda de campaña. El Ayuntamiento jiennense confirma que, a raíz de esta última gamberrada, se busca de nuevo al responsable que, al cierre de esta edición, no había sido localizado.

Lo ocurrido a comienzos de año generó críticas vecinales y del PSOE, que lamentó que el equipo de Gobierno popular no hubiera tenido mayor previsión para evitar el macrobotellón de Nochevieja en San Ildefonso; una concentración de jóvenes que dejó mucha basura y, donde, en principio, se creyó que estaba el autor del acto vandálico. A la Asociación de Restaurantes, Cafeterías y Bares de Jaén, Asostel, que presidente Antonio Lechuga, no le importa quién sea el gamberro, lo que le inquieta es que no se trata de una cuestión que haya que tomar a la ligera. “No es una cuestión menor, es ya un problema mayor, porque es muy frecuente”, reflexiona el empresario que, como muchos compañeros, tiene su negocio en la manzana que forman Los Jardinillos, San Ildefonso, la Catedral y la calle Maestra. Por ello, no se anda con chiquitas y apuesta por la colocación de cámaras de seguridad para velar. “Evidentemente, no tienen que apuntar a las viviendas, pero sí a los lugares donde está nuestro patrimonio, por los que pasean los turistas, como medida disuasoria”, reflexiona el responsable de Asostel. Y es que lamenta que muchos de los clientes que llegan de fuera le hagan comentarios del tipo “que sucia está la ciudad” o “cuantas pintadas hay en las paredes y los monumentos”.

“El vandalismo es casi como el pan nuestro de cada día en la ciudad”

A media mañana, la Plaza de San Ildefonso presentaba el aspecto que se le supone a unos de los rincones más bellos de la ciudad, donde la basílica menor, que es gótica, renacentista y neoclásica al mismo tiempo, armoniza un entorno en el que conviven viviendas, bares y tiendas, todas asomadas a un espacio diáfano en el que los bancos y el sol invitan a estirar un rato las piernas y conversar. Pero no siempre es así, en Nochevieja los restos del botellón no dejan ver el suelo; en menor medida, no es extraño que las poco cívicas reuniones de algunos adornen algún rincón de la plaza con litros, papeles de hamburguesas y patatas fritas pisoteadas, amén de la huella de alguna que otra micción humana o caca de perro. Para colmo, de vez en cuando, a alguien le da por tumbar un macetero, dañar uno de los asientos o pintar algo. Es la descripción que aportan vecinos y comerciantes. Alguno de ellos sentencia: “El vandalismo es casi como el pan nuestro de cada día en la ciudad”. La dejadez y la mala idea de algunos obliga a que, por ejemplo, las responsables de una tienda de ropa “se tomen la justicia por su mano” y barran una acera que es pública con su propio cepillo, así, a su manera, refuerzan el servicio municipal. “Hoy (por ayer), no me he encontrado nada al llegar, pero no es raro que algún gamberro haga algo aquí”, reflexiona una mujer, junto a San Ildefonso.

claves

críticas. Que la capital necesita un “plan de choque” para mejorar la imagen que ofrece no es un secreto, al contrario, cada vez son más lo que reclaman acciones concretas como un plan para limpiar solares, eliminar pintadas y suciedad y mejorar servicios como la recogida de basura.

investigación. Más allá de que indigne y entristezca que alguien sea capaz de manchar con grafiti toda una Catedral, el responsable de una acción de este tipo comete un delito, al constituir un daño contra el patrimonio, tipificado en el Código Penal.

desalojo. Aunque la Policía Local decidió no invertir en el último “macrobotellón” que acogió San Ildefonso, en otras ocasiones sí se optó por el desalojo, la última, la madrugada del Viernes Santa de 2016, la “Noche del Abuelo”.

trabajo. La Memoria de la Policía Local de 2015, la última de la que se dispone, refleja 57 denuncias por botellón y nueve a personas que orinaban en la calle.