Condenada por robar a los ancianos a los que cuidaba

Las víctimas, de más de 80 años, sufrían demencia senil y alzhéimer

22 jul 2016 / 16:00 H.

Una vecina de Linares ha sido condenada a dos años de prisión por desvalijar al matrimonio de ancianos a los que cuidaba. Se aprovechaba de la avanzada edad de las víctimas —tenían casi 90 años cuando sucedieron los hechos— y también de que sufrían demencia senil y alzhéimer. En concreto, Ana Rosa M. S. les quitó, de forma progresiva, 6.362 euros, además de varias joyas de oro que, posteriormente, vendió.

Por eso, el Juzgado de lo Penal número 2 de Jaén le ha impuesto un castigo de dos años de cárcel como autora de un delito de robo con fuerza en las cosas, con la agravante de abuso de confianza y la atenuante de reparación del daño. Y es que la cuidadora, antes de comienzo del juicio, devolvió todo lo robado a las víctimas y a sus herederos, ya que el hombre falleció en noviembre de 2014. Además, la procesada tendrá que hacer frente a todas las costas procesales, incluidas las de la acusación particular.

Tal y como se especifica en la sentencia, Ana Rosa M. S. fue contratada por la familia de los octogenarios en abril de 2014 para que los cuidara, debido a que sufrían demencia senil. En principio, era una persona de confianza, ya que era conocida de Carmen Ruiz Campos, una de las hijas de la pareja de ancianos. “Estuvo cuidando a mis padres durante 18 meses, hasta que nos dimos cuenta de que le estaba robando”, relata la mujer.

Los familiares de las víctimas comenzaron a notar que faltaba el dinero en la casa. En principio, creyeron que era su propio padre —que estaba comenzando a sufrir alzhéimer y presentaba demencia senil— el que se lo gastaba. “Llegamos a seguirlo para ver qué hacía cuando salía a la calle. Solo se tomaba un café y compraba una barra de pan. Por eso, incluso, llegamos a pensar que, debido a su estado, lo escondía”, explica la hija.

La situación se agravó cuando recibieron una llamada de la directora del banco en la que sus progenitores tenían sus ahorros. “Nos dijo que no era normal que sacara tanto dinero”, añade Carmen Ruiz Campos. Así que tomaron una decisión que descubrió todo “el misterio”. Colocaron un teléfono móvil para grabar todo lo que pasaba en la habitación donde su padre tenía la caja fuerte. Y el aparato captó, en abril de 2014, a Ana Rosa M. S. cogiendo el dinero. Dice la sentencia que fue apoderándose poco a poco de pequeñas cantidades. Lo hacía siempre que se quedaba a solas en el domicilio de “estas personas desvalidas” y aprovechándose de la confianza que la familia había depositado en ella. En total, se embolsó 6.362 euros, dos anillos y un pendiente de oro, joyas que, posteriormente, vendió.

En el juicio, tanto la Fiscalía como la acusación particular, ejercida por la hija de las víctimas reclamaron una condena de tres años de prisión. Antes de la vista oral, Ana Rosa M. S. pagó todo el dinero que se había llevado, lo que le sirvió como circunstancia atenuante, es decir, para rebajarle el castigo. Finalmente, se quedó en dos años de cárcel. No tendrá que ingresar en prisión, pues la magistrada Carmen Carpio le concedió la suspensión de la pena por ser delincuente primario y a condición de que no vuelva a delinquir. “Fue bastante duro ver a mis padres envejecer y que casi no te reconozcan por el dichoso alzhéimer y que, encima, alguien sin escrúpulos quiera aprovecharse de ellos. Mi padre murió en noviembre 2014 y decidí que le tenía que hacer justicia. Además, no quería que a otras personas les pasara lao mismo”, concluye Carmen Ruiz Campos. La sentencia ya es completamente firme, pues fue firmada con la conformidad de la procesada.