China plantará 59 millones de olivos

El gigante asiático proyecta tener en producción los mismos árboles que Jaén

    28 jul 2016 / 17:30 H.

    Hasta hace unos años, en China ni tan siquiera sabían lo que era un olivo. Nunca lo habían visto. Así que, ni mucho menos, sabían cómo hacer aceite. Y solo unos pocos paladares privilegiados habían podido degustar el preciado oro líquido. Sin embargo, la situación está cambiado en un camino que parece no tener retorno. El gigante asiático tiene en proyecto plantar 59 millones de olivos en el valle del río Bailong, una zona septentrional del país que tiene unas condiciones climáticas perfectas para que el árbol crezca sano y robusto. Así lo pone de manifiesto el último informe de coyuntura de Deóleo, uno de los referentes del sector. De este modo, China prácticamente igualaría la superficie olivarera que tiene Jaén y que, no hay que olvidarlo, aporta el 20 por ciento de la producción mundial.

    Los expertos de la empresa aceitera parten de la premisa de que el consumo de aceite se ha incrementado en un 65 por ciento en las dos últimas décadas. Lógicamente, ha conllevado una subida de la producción y no solo en los países tradicionalmente productores, los de la cuenca mediterránea, sino también en los nuevos mercados. Países como Estados Unidos, Argentina, Australia y Uruguay comenzaron a apostar por este cultivo, aunque la magnitud de sus cosechas están, todavía, a años luz de las que se consiguen en Jaén.

    China también camina por esa senda, sobre todo porque es un país que está comprando 31.000 toneladas de aceite y no produce nada. En los últimos años, e impulsados por ese importante aumento del consumo interior, han sido continuas las misiones de agricultores y empresarios que venían del país asiático a diversas regiones españolas interesados en conocer nuestra manera de hacer. Parece que han aprendido rápido y que la tendencia es imparable. Atrás han quedado ya aquellas plantaciones experimentales, realizadas en la década de los 60 del siglo pasado: entonces, las estrechas relaciones de los regímenes comunistas de China y Albania propiciaron los primeros esfuerzos para implantar este cultivo meramente mediterráneo. Sin embargo, el proyecto fracasó por la escasa aptitud agronómica de las variedades aportadas por los albaneses y las inhóspitas condiciones climatológicas de la comarca elegida.

    Ahora, los chinos parecen ir en serio. En 2012, y gracias al asesoramiento de una empresa jiennense, lograron fabricar su primer aceite de oliva, gracias a las aceitunas que obtuvieron de unos olivares superintensivos que se plantaron cuatro años antes. El camino está abierto y ya tienen planeado plantar 59 millones de olivos en el valle del río Bailong, una zona que tiene un clima muy parecido al de Jaén. Ya existe un consorcio formado por un fondo de inversión asiático, el Gobierno chino, e infinidad de agricultores —cada ciudadano cuenta con la quinta parte de una hectárea como superficie de cultivo—. Se han sembrado 70 hectáreas, como explotación piloto, con un plan con un horizonte de dos décadas, que proyecta poner del orden de 1.000 hectáreas por año hasta llegar a las 22.000. ¿China y sus olivares pueden suponer una amenaza? Los expertos de Deóleo piensan que no, siempre y cuando aumente el consumo: “No es preocupante que, ante una mayor demanda, haya una mayor oferta; responde a la lógica del mercado”, aseguran en su informe.