CGT acusa a una “camarilla” de controlar los Bomberos

Profesionales piden al jefe del servicio que “no mire a otro lado”

    26 nov 2016 / 11:37 H.

    Aceptan que han cambiado algunas cosas. El proceso de oposiciones para cubrir, al menos, 16 plazas de bomberos-conductores está en marcha; han cobrado, parcialmente, la deuda millonaria que el Ayuntamiento había contraído con ellos, y los pagos por salidas a la provincia y noches se ha regularizado. Sin embargo, las relaciones laborales en el Parque de Bomberos distan de haberse normalizado. “La guerra continúa”. “El malestar es mayúsculo”. “Hay un mobbing tremendo”. Lo denuncian representantes de la CGT y profesionales a título individual que prefieren permanecer en el anonimato por miedo a que las situaciones de acoso que dicen que se están produciendo aumenten.

    El origen del conflicto que tiene el parque dividido “en dos” arranca en el momento en el que una “camarilla” de bomberos trata de “imponer su opinión” y hasta de “dirigir las jefaturas” —dicen los afectados—, y se recrudece cuando, a partir de septiembre de 2011, el Ayuntamiento deja de abonar los servicios extraordinarios. Los impagos van in crescendo. La indignación toma fuerza. Y, ante la posibilidad de una huelga en el servicio, a las puertas del verano de 2012, la época más propensa a los incendios, el equipo de Gobierno local congela, vía decreto, las vacaciones de los bomberos, aunque, luego, una decisión judicial suspende cautelarmente la medida.

    La sangre no llega al río. Pero los impagos persisten y, debido al déficit estructural de personal y a la necesidad de seguir echando horas extras que no se liquidan, hay “un sector” que, como denunció, en 2013, el exjefe del Parque de Bomberos, José Miguel de la Torre, empieza a promover que, en caso de que se les llame por necesidades del servicio, ni siquiera cojan el teléfono. Pretendía ser una medida de presión al Ayuntamiento, para que pagara. Pero la comanda despierta dilemas éticos en “5 o 6” de los poco más de 70 bomberos que, entonces, integraban el Cuerpo (20 menos de los que debería haber). “Desde el día que me dieron el traje, sé la responsabilidad que tengo”, explica uno que se negó a acatar la medida. Y a estos se sumaron otros tantos profesionales, cuando, hace 3 años, el Ayuntamiento empezó a cubrir las vacaciones estivales con interinos. “Se dieron cuenta de que no hacer horas extras era erróneo, porque la Administración cubriría el hueco de cualquier forma y, hacerlo con interinos, es un paso atrás en los derechos de los funcionarios”, expone otro bombero. Llegaron entonces los insultos, las amenazas y hasta un enfrentamiento, en febrero de 2015, que llevó a De la Torre a presentar a los sindicatos una “propuesta de protocolo para la prevención y solución de conflictos de violencia laboral”.

    El exjefe de Bomberos empieza a abrir expedientes a aquellos que, al no acatar las órdenes de sus superiores, atentan contra la capacidad de respuesta de un dispositivo de emergencia y, por lo tanto, contra la seguridad de los ciudadanos. Pero la jubilación le llegó demasiado pronto, para el gusto de algunos. Lo relevó Manuel Escudero. “Tiene una ardua tarea y hace lo que puede”, le disculpan dos profesionales, que valoran que, a partir del 1 de enero, va a intentar reestructurar las escuadras en pos de una mejor convivencia en el Parque. Pero, igualmente, “ve cosas y las consiente”. Se lo reprochan quienes sufren situaciones de acoso “constante” en “una guerra sucia y de poder” que amenaza —dicen— las vidas de los ciudadanos y las suyas propias. Este periódico intentó sin éxito contactar con Escudero.

    “el 99%” quiere hacer horas ya

    cambios. Desde que, en septiembre y octubre del año pasado, los bomberos cobraron la segunda deuda que el Ayuntamiento mantenía con ellos, vía tribunales, “ya el 99%” de la plantilla “quiere echar horas extras”.