Cajamar presenta los restos arqueológicos hallados en su sucursal de Baeza

26 abr 2017 / 18:25 H.

Entre los meses de febrero y marzo de este año se ha realizado una intervención arqueológica en la casa situada en la calle de las Barreras 5 de Baeza, previas al proyecto de reconstrucción del inmueble, cuya planta baja será destinada a una nueva oficina de Cajamar Caja Rural, mientras que la planta superior lo será a viviendas particulares.

Esta intervención ha derivado en la definición de una serie de depósitos arqueológicos de interés para el conocimiento del proceso histórico de Baeza, que corresponden a la consolidación urbana de la ciudad renacentista fuera del recinto amurallado, en torno a la zona del Paseo de la Constitución. Los bienes exhumados son el resultado de la aplicación de las medidas de protección contempladas en la normativa urbanística.

Cajamar Caja Rural ha sufragado esta intervención arqueológica como propietaria del solar y en cumplimiento de la normativa de protección de la ciudad. Además, poniendo de manifiesto su política de compromiso con la sociedad, dará a conocer a la ciudadanía los resultados obtenidos a través de las Jornadas de Visitas y Difusión Asómate a tu pasado, con el propósito de contribuir a poner en valor el patrimonio arqueológico descubierto. De este modo, del 28 de abril al 7 de mayo, todos los vecinos y visitantes que lo deseen podrán acceder a la excavación arqueológica por la mañana, de 10 a 13:30 horas, y por la tarde de 16 a 19:30.

Esta actividad ha sido presentada esta mañana en el transcurso de una rueda de prensa que ha contado con la participación de la alcaldesa de Baeza, Lola Marín; de la delegada territorial de Cultura, Pilar Salazar; del director de Expansión de Cajamar, Nicolás López; del director de Cajamar en Baeza Julio Jorge Siles, y del arqueólogo Cristobal Pérez Bareas, que ha dirigido esta intervención y ha dado a conocer los materiales encontrados y la información que han proporcionado.

El origen de esta casa se remonta a la etapa renacentista y a este periodo pertenecen los depósitos arqueológicos más antiguos, que se adscriben al siglo XVII y que se relacionan con dos pozos ciegos localizados en la zona trasera de la vivienda, donde se han encontrado numerosos materiales de esa época.

Las referencias escritas más antiguas sobre este inmueble datan de mediados del siglo XVIII, cuando era propiedad de Andrés Florencio de la Fontecilla y Rozas, un hacendado que formaba parte de la burguesía agraria de la ciudad.

A finales del siglo XIX, en 1887, la familia Fontecilla vende la propiedad a Luis Villamor y del Moral, que decide instalar en ella una sombrerería. El nuevo uso comercial del inmueble conlleva su reedificación, que se manifiesta en la reforma de la fachada, disposición de vanos y aparejo, así como en la fecha de 1887 inscrita en el tímpano del balcón central.

El taller de sombreros se clausura en la década de 1930, mientras que la tienda continuará funcionando como sombrerería y alpargatería hasta la década de 1980.

A mediados del siglo XX se llevan a cabo nuevas reformas en el edificio, siendo entonces cuando se sustituyen los antiguos suelos por baldosas hidráulicas. En 1961 se produce el desplome de la tercera crujía, lo que deriva en significativas modificaciones de la casa, distinguiéndose estas obras por el uso de piedra y hormigón de cemento en los cimientos, que seccionan los muros y destruyen la cubierta de las tinajas de las bodegas o cantinas.

En 1982 se alquila la planta baja al Banco Popular, que acomete importantes reformas en el inmueble para adaptarlo a las necesidades de una sucursal bancaria, mientras que la planta superior continúa como viviendas particulares.. Esta reforma se manifiesta en la utilización de nuevos materiales, como vigas y jácenas de hierro y por la disposición de nuevos pavimentos de baldosas.

Finalmente, el inmueble es adquirido en 2015 por Cajamar Caja Rural, promotora del actual proyecto de reconstrucción.

Se han recuperado una cantidad apreciable de materiales arqueológicos atribuidos a las distintas épocas o etapas de la ocupación del inmueble existente en el solar, cuyo marco temporal comprende entre el siglo XVII y nuestros días.

Los elementos más antiguos proceden de dos vertederos de la casa renacentista localizados en la zona de patios del solar. En estos pozos ciegos se vertían desechos de consumo doméstico que incluían desde restos óseos de los animales consumidos hasta elementos cerámicos, metálicos y vidrios, habiéndose encontrado asimismo algunas monedas de la época de Felipe III.

El repertorio cerámico de estos vertederos es muy amplio y contiene tipos y formas características del siglo XVII que incluyen ollas y cazuelas de cocina, vajilla de mesa en blanco y verde, jarros, platos, escudillas y cuencos con decoración en azul cobalto y vidriado tricolor.

Una de las piezas arqueológicas más destacadas consiste en un molde de piedra para la fabricación de cucharas y pequeñas espadas de plata, que muestra la importancia de los oficios artesanales de la ciudad.

Otro grupo de materiales corresponde a una serie de botones de uniforme castrense que han aparecido junto a otros elementos como hebillas de bronce, vainas de cartuchos, cascabeles y correas de cuero. Estos materiales se vinculan con el Cuartel de Caballos Sementales de la Remonta General de Granada, que en 1876 se traslada a la calle Compañía.

Destacan también varias monedas de Felipe III que permiten la adscripción de los niveles arqueológicos más antiguos a principios del siglo XVII.

Otros materiales significativos son varias lámparas exponentes del hito tecnológico que supone la implantación de la electricidad en Baeza a principios del siglo XX. Estas lámparas, fechadas en la primera mitad del siglo pasado, podrían contextualizarse con el taller y la tienda de sombreros.