“Años de denuncias” al diógenes del barrio de La Ancantarilla

Los vecinos creen que la mejor solución es que alguien se haga cargo del anciano

29 jun 2017 / 11:01 H.

Hasta tres de los residentes del bloque del barrio de La Alcantarilla, donde se detectó que un vecino sufre el síndrome de diógenes, eluden dar su nombre e, incluso, comentar lo que saben acerca de este hombre, con el que conviven desde hace años. “La noticia no es que haya tanta basura, sino la dejadez”, zanja un propietario, sin detenerse mientras baja por las escaleras. Lo cierto es que el quid de la cuestión es ese: durante años, Ramón, dueño de uno de los amplios inmuebles de la tercera planta del número 2 de la calle Laguna, acumuló basura, sin que nadie pusiera remedio. Se intentó. Los vecinos de abajo, que se mudaron hace 17 años, muestran las manchas de humedad que hay en su salón. “Arriba está su patio, que yo creo que no ha limpiado nunca, y, cada vez que llueve, el agua se acumula y se cala. Todavía se nota la última vez y eso que mi marido, como siempre, lo reparó rápidamente”, explica María, casada con Ramón, albañil jubilado. “Nosotros hemos denunciado en varias ocasiones y, ya, en la última, firmamos todos los vecinos”, deja claro este matrimonio. La mujer apostilla aliviada: “Por las goteras tuve que tirar un mueble, pero, lo que realmente me ha preocupado siempre, es la posibilidad de que hubiera un incendio. Con lo que había allí, hubiéramos ardido todos”.

La concejal Yolanda Pedrosa, responsable de Sanidad, precisa que, hasta la semana pasada, el Ayuntamiento no dispuso de la orden judicial que les permitía cruzar las puertas de la vivienda de este jiennense con síndrome de diógenes. Ante situaciones de este tipo, que conllevan quejas y saltan a la vista, la Administración local remite al domicilio a los servicios veterinarios municipales y comienza un seguimiento, pero, si el afectado cierra la puerta, nada se puede hacer. “Cuando tuvimos el permiso para entrar, fue preciso coordinar a a Policía Local, Servicios Sociales y el personal limpieza. Todo salió bien, el residente entendió que era necesario intervenir y no se opuso a abandonar su domicilio”, precisa la edil que apunta que, como los “cuatro o cinco” casos que hay en la ciudad, a partir de ahora, personal municipal visitará a este ciudadano para seguir su evolución.

Al contar con medios económicos, este vecino de Jaén, no tuvo que ser derivado a uno de los alojamientos con los que cuenta el área de Políticas Sociales. De hecho, optó por instalarse en un hotel. Esa es otra de las claves de la triste historia que escondía el piso de unos 120 metros. La independencia económica de este vecino, el hecho de que no precise ayuda pública, como prueba que se le repercutirá la factura de los trabajos de limpieza, limita la tutela que se puede ejercer sobre él. Los que lo conocen en el barrio, creen que no puede valerse por sí mismo y lamentan que la familia se haya desentendido de este anciano, lo que, para ellos, está detrás de la forma en la que vive, obsesionado, en acumular cosas inservibles, sobre todo, periódicos y libros. La basura retirada de su casa pesa más de 15 toneladas y la limpieza transcurrió, a lo largo de tres jornadas, con turnos dobles de los trabajadores de FCC; seis camiones llenos y cucarachas por todas partes. Ayer, los operarios se centraban en la desinfección del ático, con trajes y mascarillas, en una imagen que hacía pensar en el escenario de un crimen. Pero no lo es, es la casa de Ramón, antiguo funcionario, soltero y de una “familia buenísima”, como afirman aquellos que lo ven casi a diario.