Aliento para los que sufren

El obispo emérito visita los lugares devastados por el trágico terremoto ocurrido el pasado 16 de abril

14 jun 2016 / 12:30 H.

Hace ahora un año, cuando Ramón del Hoyo López era todavía obispo de Jaén, pero ya se vislumbraba su marcha, ya anunció cuáles eran sus intenciones cuando se jubilase: aseguró que quería proseguir su labor eclesiástica participando en alguna misión en Suramérica. Han pasado muy pocas semanas para que el prelado emérito de la Diócesis cumpla su promesa. Monseñor del Hoyo ha visitado las zonas afectadas por el terrible terremoto que devastó varias regiones de Ecuador el pasado 16 de abril. Un seísmo de 7,8 grados en la escala Richter y que dejó miles de muertos y damnificados. Hay que recordar que la Diócesis de Jaén mantiene una vinculación fraterna con la provincia de Manabí y su archidiócesis, una de las más afectadas por la tragedia. De hecho, durante años, estuvo a cargo de su seminario mayor, un centro de formación en el que todavía presta sus servicios como director espiritual el sacerdote jiennense Manuel Ruiz. También está en la zona otro cura de la provincia, Luis Fernando Criado.

Y es que, años atrás, en la zona costera de Esmeraldas, presbíteros jiennenses realizaron una tarea misionera. Consistió, fundamentalmente, en la atención pastoral a las casi cien comunidades dentro del Cantón Rioverde, repartidas por una extensa zona de costa y selva, cerca de la frontera con Colombia, y que tienen algo más de 30.000 habitantes en total.

Ramón del Hoyo comenzó su viaje el 6 de junio y, durante una semana, recorrió las zonas más afectadas por el terremoto. El seísmo tuvo su epicentro en Pedernales, en la provincia de Manabí, y también afectó al sur del Vicariato Apostólico de Esmeraldas y a la Archidiócesis de Portoviejo. El vicario de esta región, el comboniano navarro Eugenio Arellano, le hizo un primer análisis de la situación. Le habló “con pasión y dolor” del estado de un país roto, pero también esperanzado. De cómo están trabajando para ayudar a los más pobres; a las mujeres que, con más de tres hijos a su cargo, tienen que sacar solas a su familias adelante; también les puso sobre la mesa las posibles soluciones, como la creación de “microempresas”.

El obispo emérito de Jaén comprobó en persona cómo templos enteros han quedado completamente convertidos en ruina. En algunos casos, tan solo está el solar en el que en su día se levantaba una iglesia, como en el municipio de Ricaurte. En Jama, otro de los pueblos más afectados, el párroco, el misionero colombiano Leonel Zapata, y las monjas que lo acompañan, duermen todavía en tiendas de campaña.

Ramón del Hoyo ha sido protagonista en primera persona de la desolación y el dolor que se vive en Ecuador. Al obispo emérito de Jaén la solidaridad demostrada por las gentes de aquel país devastado, que se reparten entre ellos lo poco que tienen. La Diócesis de Jaén tiene habilitadas varias cuentas para ayudar a los damnificados por el terremoto.