Agricultores solicitan un laboratorio contra la “Xylella”

UPA y COAG abogan por la investigación para erradicar la plaga

01 oct 2017 / 11:45 H.

La preocupación respecto a la llegada de la “Xylella Fastidiosa” a la provincia es real y continúa muy presente en la mente de los agricultores jiennenses. Así lo advierte Juan Luis Ávila, secretario general de COAG Jaén. La Junta anunció la próxima apertura de un laboratorio de investigación para buscar una solución a la enfermedad que afecta a cultivos tan relevantes como el olivar. El lugar escogido es Córdoba, una ubicación que no convence a todas las organizaciones agrarias. Según COAG, lo “lógico” sería situarlo en Jaén, por ser “centro mundial del olivar”, y que sería favorable tener acceso a “herramientas cercanas”. Sin embargo, al final “poco importa dónde mientras se lleve a cabo la investigación”, resalta Ávila.

Cristóbal Cano, secretario general de UPA, comparte su opinión. “Desconocemos los criterios que habrá primado para escoger el lugar para el laboratorio, aunque a todos nos gustaría que estuviera en Jaén”, afirma, y añade: “Lo importante, más que el localismo, es que se haga un buen trabajo”. Hace unos días el delegado de Agricultura confirmó que, tras la analítica de más de cuatrocientas muestras de explotaciones en la provincia, el resultado fue negativo, lo cual valoran “muy positivamente” desde UPA. De todas formas, piden que “no se escatimen esfuerzos” en la prevención e investigación de la enfermedad, sobre todo de la bacteria y su propagación.

“Es necesario conocer bien el ciclo vital de los insectos que transmiten la plaga de un árbol a otro, para poder realizar un control de su población”, recalca Cano. Para las organizaciones agrarias el sistema de protocolo actual es “insuficiente” y se ha demostrado que “no es efectivo”. “Hasta ahora, al primer aviso, se podaban todas las posibles especies de árboles que pueden ser portadoras de la bacteria en un radio de cien metros —tres hectáreas—, pero se ha visto que no funciona y es un tratamiento demasiado agresivo para el olivar”, recuerda Cano.

Juan Luis Ávila, igualmente, hace especial hincapié en la investigación de los vectores, los insectos portadores. “Estamos muy preocupados con lo que pueden o no pueden hacer las chicharras tradicionales. Hay una plaga en el olivar que no se ha tratado y, si se confirma que es un vector, habría que llevar a cabo un control”, declara Ávila.

EJEMPLO. Por ahora no existen casos de “Xylella” en Andalucía, pero, tal y como advierten desde COAG Jaén, “no tiene ninguna limitación para entrar”, de hecho, podría infectarse “perfectamente”. Llegado el momento, piden la implantación del modelo usado en California (Estados Unidos), donde “conviven” con la enfermedad desde hace ciento veinte años a través de la observación y limitación del crecimiento del número de insectos que lo propagan. “Erradicar tres hectáreas de superficie del olivar es como matar mosquitos a cañonazos”, explica Ávila, lo cual eleva la preocupación y piden que se centren en la investigación, que es la “clave” para acabar con la enfermedad. “Es necesario que el protocolo de trabajo esté bien definido para un control de la plaga”, insiste. “No podemos estar con métodos absurdos que no llevan a nada”.

Por su parte, en UPA resaltan la gravedad de la situación y la prevención. “Ahora mismo se debe extremar la vigilancia”, asegura su secretario general. “Desde 2015 existe un plan contra la Xylella, no se parte de cero, creo que vamos con deberes bien hecho, y hay que continuar con el trabajo que se está haciendo”.

La Confederación Hidrográfica alerta de la falta de agua en zonas agrarias

La Confederación Hidrográfica del Guadalquivir advierte de que el volumen máximo a desembalsar, fijado en 1.200 hectómetros cúbicos, se agotará por el consumo de las zonas agrarias. El informe del CHG recuerda que el sistema de regulación general para atender las demandas de riesgos “superan ampliamente” a los realizados durante el año anterior. La escasez de lluvia durante la primavera es una de las principales razones, pues obligó a realizar desembalses para atender las demandas de las distintas zonas regables. Según la Confederación, el año hidrológico no ha sido “meteorológicamente normal”, lo cual afecta al 87 por ciento del agua que destina a ganadería y agricultura. A lo largo de los primeros nueve meses del año hidrológico 2016-2017, la pluviometría media registrada en el conjunto de la cuenca del Guadalquivir fue inferior en un 11 por ciento a la media histórica correspondiente a este periodo. Los únicos meses que se superaron fueron noviembre y marzo, mientras que diciembre y enero tuvieron la suma de días más secos del año. Por ello, la aportación a los embalses han sido “muy inferiores” a las que se registran en un año medio, según subrayan desde la Confederación.