Una historia de amor que cumple 75 años

05 jun 2016 / 10:25 H.

Como cada mes de mayo, el barrio de San Bartolomé se inunda de un intenso olor azahar de sus naranjos, que abrazan la recoleta plaza del templo mudéjar que le da nombre. Y en su interior, como cofre o relicario, las tradicionales margaritas custodian a la Santísima Virgen del Carmen, en un portentoso dosel de tisú y plata, que acoge a tan divina imagen de dos metros de altura, y que ya cumple 75 años de su hechura por el escultor yeclano Andrés Lajarín. Tantos años como la imagen, cumple la cofradía, que retoma su actividad en 1941 recogiendo el título “y de Ánimas” de la antigua cofradía con sede en San Bartolomé desde el siglo XVI.

Cofradía de Ánimas que pervive en la Diócesis junto con la baezana de La Yedra, con semejante devoción mariana del Carmen. Hoy miramos al recuerdo de aquella refundación dada en Granada, de acuerdo con el Código de Derecho Canónico de 1917, siendo la misma aprobada por el Cardenal Parrado, siendo secretario personal de su Eminencia el que después sería obispo de Jaén, el recordado pastor bonus Miguel Peinado Peinado.

A partir del año 1941, con dificultad, pero sin perder la devoción a la Virgen del Carmen, se iban adquiriendo enseres, restaurando el Camarín, y tantas obras que se realizaron hasta llegar a ser una cofradía consolidada. Todo ello fue realizándose durante 15 años, debiéndose tales desvelos, a giennenses cofrades de la talla de Manuel Mozas Mesa, Cándido Nogales, Joaquín Ruiz Giménez-Cortés o el que fuera presidente de la Diputación Provincial, Juan Pedro Gutiérrez Higueras. Por cierto, tal fue la devoción del presidente provincial, que en 1951 con motivo del VII Centenario del Santo Escapulario, adquirió una imagen al escultor Jacinto Higueras, y el centro psiquiátrico lo puso bajo el patrocinio de la “Virgen del Carmen” (actualmente denominado dicho centro López Barneo). En este recuerdo, quiero detenerme también en los cofrades anónimos, hombres y mujeres de Jaén, estudiantes, funcionarios, obreros, amas de casa, militares, agricultores; todos ellos dieron de la maltrecha economía de la posguerra, lo poco que tenían para ser cofrades, ofrecieron flores de plástico, bombillas eléctricas, o también aquellos que ofrecieron joyas de oro o algunas pesetas en aras de adquirir una corona para la Virgen, siendo ofrendada en 1951 en la Santa Iglesia Catedral.

Granito a granito, conformaron una devoción arraigada en nuestra tierra a pesar de no ser marinera. De cuantos esfuerzos conoce el pueblo de Jaén, y de cuanto amor a la Virgen, en sus distintas advocaciones. Aquellos músicos que acompañaban la novena, el viejo armonium de San Bartolomé, el atento Damián Martínez, la coral del Instituto, el canónigo organista Guillermo Álamo Berzosa, y como no los barítonos y sopranos que han cantado desde el derruido coro alto de San Bartolomé. Hoy todo ese caudal de gusto por la música se conforma en el “Coro Virgen del Carmen”.

Y de predicadores y sermones, la cofradía tiene como legado la sabiduría de tantos y tantos clérigos que han ocupado la Sagrada Cátedra. Sacerdotes como Antonio Montané, Casto Martos, José Lomas, Melgares, Martínez Rojas; Religiosos Carmelitas Descalzos, Redentoristas, dominicos, agustinos, claretianos; canónigos de Catedrales de España; y obispos como García de Castro, Antonio Ceballos, García Aracil, y del Hoyo. Inmersos en la celebración de la Novena 2016, tomó posesión como obispo diocesano Amadeo Rodríguez Magro, al que los cofrades esperan en San Bartolomé, para que rece ante la devoción mariana más universal, tan arraigada y querida en la feligresía, que el 28 de julio de 2016, cumplirá 75 años de amor, porque de ello como decía San Juan de la Cruz, nos examinarán...