Denuncian violaciones en Nigeria

    06 nov 2016 / 11:18 H.

    Las fuerzas de seguridad de Nigeria han violado y explotado sexualmente a decenas de mujeres y niñas que se han visto desplazadas por la violencia del grupo terrorista Boko Haram, según denuncia la ONG Human Rights Watch (HRW), que alerta de que el Gobierno no está haciendo todo lo necesario para garantizar la protección de los derechos humanos en el país. Al menos 43 mujeres han sido víctimas del abuso y la explotación sexual en el campo de desplazados de Maiduguri, la capital del estado de Borno, según indicó la organización, que instó a las autoridades nigerianas a sancionar a aquellos militares, guardias de seguridad y policías responsables de las violaciones.

    “Ya es suficientemente malo que estas mujeres y niñas no estén recibiendo el apoyo estatal suficiente ante la terrible situación que están atravesando debido a la violencia de Boko Haram en el país”, señaló el investigador de HRW Mausi Segun. “Es indignante que la gente que tiene que proteger a estas mujeres y niñas esté atacándolas y abusando de ellas”, añadió Segun. La mayoría de las Personas Desplazadas Internamente —IDP, por sus siglas en inglés—, que provienen de localidades como Abadam, Bama, Damasak y Kukawa, entre otras, están distribuidas en siete campos de desplazados de Maiduguri. Según explicaron varias mujeres a HRW, algunas víctimas fueron drogadas y violadas, y unas 37 fueron forzadas a mantener relaciones sexuales. Al quedarse embarazadas, muchas de ellas fueron abandonadas y discriminadas por los residentes de los campos de desplazados. Un 66 por ciento de los 400 desplazados que se encuentran en los estados de Adamawa, Borno y Yobe encuestados por la empresa NOI denunciaron que los guardias de seguridad de los campos abusaron de mujeres y niñas. Las mujeres y menores que sufrieron los abusos de las fuerzas de seguridad de Nigeria explicaron a HRW que se sienten desprotegidas y temen sufrir las represalias si denuncian la situación en la que se encuentran. Una joven de 17 años manifestó que tan solo un año después de que abandonara la localidad de Dikwa, donde eran comunes los ataques de los milicianos, un policía la violó en uno de los campos de desplazados.