Obama pide “mirar a los ojos de la Historia” en Hiroshima

El presidente de EE UU admite la “brutalidad” de los ataques de 1945

28 may 2016 / 11:15 H.

El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, rindió homenaje en la ciudad de Hiroshima a las víctimas de la bomba atómica lanzada por su país en 1945 y abogó por “mirar a los ojos de la Historia” para no repetir los mismos “errores”, si bien evitó pedir perdón por las atrocidades de la Segunda Guerra Mundial.

Obama depositó una corona de flores junto al monumento que recuerda a las 140.000 personas que perdieron la vida en Hiroshima por el lanzamiento de la bomba el 6 de agosto de 1945. Ese día de “un pasado no tan lejano” la muerte “cayó del cielo”, como recordó Obama, el primer presidente de Estados Unidos que visita la ciudad durante su mandato.

Tal como ya adelantó la Casa Blanca, Obama no pidió perdón en su discurso, en el que sí admitió la “brutalidad” de los ataques perpetrados contra Hiroshima y Nagasaki durante la Segunda Guerra Mundial. El presidente norteamericano apuntó que, como suele ocurrir en los conflictos, fueron personas “inocentes” los que pagaron el precio de las decisiones de líderes políticos.

Hiroshima y Nagasaki son desde entonces símbolo de “catástrofe”, pero Obama quiere que simbolicen también “el comienzo del despertar moral” del mundo, en la medida en que es necesario aprender de los “errores” y trabajar por un mundo donde la guerra sea cada vez una opción “menos probable”. “El mundo cambió para siempre aquí”, advirtió el presidente de Estados Unidos, que repitió su alegato en favor de un mundo sin armas nucleares. En este sentido, planteó que las mejoras científicas “se centren en mejorar la vida, no en acabar con ella”, y dijo: “La revolución científica exige también una revolución moral”.

“La ciencia nos permite comunicarnos a través de los mares, volar por encima de las nubes, curar enfermedades y entender el universo, pero esos mismos descubrimientos se pueden convertir en máquinas eficientes para matar”, manifestó.

Antes de depositar la corona y de pronunciar el discurso, Obama visitó el museo en el que se muestran algunas imágenes de las víctimas del ataque. Siete décadas después, la mayoría de los ciudadanos estadounidenses consideran que el lanzamiento de las dos bombas atómicas estuvo justificado para contener a Japón. El mandatario norteamericano aprovechó su discurso para subrayar lo mucho que han cambiado las relaciones con Japón en estos últimos años, hasta el punto de que los dos “antiguos adversarios” no solo son ahora aliados, sino también “mejores amigos”.