El proceso de paz en Colombia, en punto muerto

El diálogo entre el Gobierno y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) camina hacia el precipicio justo cuando se cumplen dos años de su arranque, debido a la decisión de la guerrilla de reanudar los secuestros de militares, que ha desinflado la expectativa de llegar el próximo año a un acuerdo de paz que acabe de una vez por todas con el conflicto armado más longevo del mundo occidental.

18 nov 2014 / 10:44 H.

 

El presidente colombiano, Juan Manuel Santos, ha ordenado “suspender” las negociaciones en La Habana “hasta tanto no se aclare” el secuestro del general Rubén Darío Álzate, junto a un cabo y una funcionaria civil, en el departamento de Chocó (noroeste), y el de otros dos soldados en Arauca (noreste), ambos atribuidos a las FARC.

El Gobierno considera que estas acciones violan la firme promesa que el Secretariado de las FARC hizo a principios de 2012, como paso necesario hacia el inicio de un eventual diálogo de paz, de renunciar al secuestro de ciudadanos colombianos con fines extorsivos, que constituía una de sus principales fuentes de financiación. Aunque el Secretariado de las FARC no aludió directamente a los miembros de las fuerzas de seguridad, al mismo tiempo anunció la liberación de los seis uniformados que aún tenía en su poder y desde entonces la guerrilla no había vuelto a capturar ni civiles ni militares.

Así, estos últimos secuestros suponen un duro revés para el diálogo de paz y, en concreto, para Santos, que esta misma semana había urgido a las FARC a “demostrar su voluntad de paz” acelerando las negociaciones en La Habana “para avanzar más rápido y evitar más muertes y más sufrimiento”. Incluso Santos, que a lo largo de estos dos años se ha negado a jugar con “fechas fatales”, había apuntado estos días a 2015 como “el año de la paz”, admitiendo que más allá de esta fecha sería difícil mantener el diálogo debido a la “impaciencia” de la sociedad colombiana por zanjar el conflicto.

Pero la reanudación de los secuestros de militares no es la única traba al proceso de paz. Uno de los principales baches que las partes han tenido que sortear en estos dos años ha sido la continuidad de los combates en suelo colombiano mientras las delegaciones de Gobierno y FARC negocian la paz en La Habana. La guerrilla ha insistido en numerosas ocasiones en la necesidad de que la lucha armada se suspenda para favorecer las conversaciones de paz.