Treinta años de camino hacia un mañana mejor

  Rafael Abolafia
Hace treinta años que el país comenzó a cambiar su historia. España aprobó de forma abrumadora la Constitución, fruto del consenso y, como dicen muchos de los protagonistas de aquellas época, también del miedo. El 20 de noviembre de 1975, apenas tres años antes, había muerto Francisco Franco. A partir de ese momento, España comenzó lo que se ha dado en llamar la Transición, es decir, el difícil paso que separa una dictadura de casi cuarenta años de una democracia con mayúsculas.
La Carta Magna de 1977 supuso para aquella sociedad dubitativa y atemorizada una oportunidad para la esperanza de mejorar. Pero para lograrlo era preciso que se establecieran distintas circunstancias. La primera es que los españoles supiéramos estar a la altura, o lo que es lo mismo, que supiéramos convivir con respeto y tolerancia. El recuerdo de las dos Españas estaba todavía muy fresco. La segunda es que el estado tendiera e impulsara los mecanismos necesarios. Ambas variantes se dieron y, así, el 15 de junio de 1977, tuvieron lugar las primeras elecciones democráticas desde el año 1936.

    06 dic 2008 / 23:00 H.

    Era el primer paso del camino hacia la libertad, aunque durante años pervivió el temor de volver al pasado.
    Tras esos primeros comicios democráticos, se hacía cada vez más preciso proclamar una carta magna que estableciera cuáles iban a ser los principios por los que se regiría el Estado de Derecho. En enero de 1978, apenas dos años y pocos meses después de morir el Caudillo, las Cortes se pusieron manos a la obra. Once meses más tarde, era aprobada la Constitución.
    [Acto político en el que participaron, entre otros, los destacados dirigentes Juan Zarrías, Cándido Méndez, Fernando Calahorro, Emilio Arroyo o Felipe Alcaraz.]
    Sin embargo, ese asunto estaba muy caldeado en toda España y, especialmente en Jaén. La provincia comenzó ese año con conflictos, no muy graves, pero que sí denotaban el atraso estructural. No fue un año bueno para la economía provincial, que seguía moviéndose al ritmo de la aceituna. La campaña fue corta ya que los temporales de frío acabaron con buena parte de la recolección. Además, se mascaba la tensión por el bajo precio del aceite.


    Había mucho temor a que la provincia dijera “no” a la Constitución. Y es que durante la campaña electoral, Blas Piñar, el líder de la extrema derecha, había dado un mitin en Jaén con mucho público. También algunos sectores de la Iglesia habían hecho campaña “anti-sí”, sobre todo, a través de una carta del Primado en España, monseñor Marcelo González. En Jaén, el obispo Miguel Peinado, arguyó, en la línea con la Conferencia Episcopal, que cabían todas las opciones, “pues no hay en materia religiosa ninguna razón para votar ni sí ni no”. La alta tasa de paro, con casi un 11 por ciento y subiendo, daba la puntilla a un situación más que conflictiva.
    En el plano político, el Partido Socialista, la Unión de Centro Democrático y el Partido Comunista apoyaron con firmeza el voto afirmativo, al igual que las centrales sindicales. Alianza Popular dejó en libertad a sus seguidores para votar en conciencia. Promovieron la abstención el Movimiento Comunista de Andalucía y la Falange Auténtica; y estuvieron por el “no” otros sectores falangistas, Fuerza Nueva y Círculos de “José Antonio”.


    Como toda España, los jiennenses acudieron a las urnas ese 6 de diciembre para votar el texto de la Carta Magna. Se registró una participación alta, el 72,25 por ciento, sólo superada en Andalucía por la de Córdoba, y muy por encima de la media estatal. La provincia apoyó arrolladoramente la Constitución, con el 89,47 por ciento de los votos validos, pero se registra un 8,77 por ciento de votos negativos, el más alto, con mucho, de la comunidad. El “no” supera el 29,6 por ciento en Chiclana de Segura, el 18 en Lupión, el 16 en Cazalilla, el 15 en Torreblascopedro, el 13 en Guarromán, el 12 en Baeza, Carboneros y Castellar; no obstante, no llega al 2 por ciento siquiera en Campillo de Arenas, Santiago de la Espada o Hinojares. En la capital, con un 75,6 por ciento de votantes, el “no” alcanza el 13,4 por ciento de los votos validos. Nacía así la Ley de Leyes.
    Mucho han cambiado las cosas desde aquel 6 de diciembre de 1978 hasta nuestros días. Entonces la sociedad jiennense aún arrastraba el miedo heredado de tantos años bajo una dictadura militar. Y es que a las mentalidades de la época todavía les quedaba asimilar el cambio ocurrido en su totalidad. Desde que el Generalísimo dejara de existir, los acontecimientos se estaban produciendo tal vez demasiado deprisa: legalización de partidos, elecciones, monarquía, destape, apertura... Una transformación demasiado brusca y en un contexto de incertidumbre que se dejaba sentir a cada paso.
    En ese 1978, comenzó en Linares una competición llamada a darle a la ciudad un entonces insospechado prestigio mundial, el Torneo Internacional de Ajedrez. Empiezan a desaparecer de edificios públicos la simbología del antiguo régimen y Jaén se promociona ya como opción de turismo natural, frente a la masificación playera, que no hará sino multiplicarse en las décadas siguientes. De hecho, Cazorla alcanza los 400.000 visitantes. Comprarse un piso de cinco dormitorios en el Gran Eje costaba un millón setecientas mil pesetas (a pagar en diez años) e irse una semana de vacaciones a Londres apenas superaba las 11.000 pesetas. Eso sí, la renta per cápita era de 122.000 pesetas, una de las más bajas del país. En aquella época, sólo había un coche por cada doce ciudadanos y sólo seis de cada diez hogares disponían de lavadora. Los ordenadores no existían ni en sueños.
    Ese año, abrió el Castillo de Santa Catalina, después de un bienio clausurado al público por unas obras en las que se gastaron casi 170 millones de pesetas. Los jiennenses tenían cuatro emisoras de radio para escuchar las voces populares de Fernando Arévalo o Indalecio Morales. En la prensa escrita, que seguía en manos de lo que se llamó Medios de Comunicación Social del Estado, se glosaban las hazañas de aquel Real Jaén que a punto estuvo de ascender a Primera División de la mano de Ruiz Sosa. El diario JAEN de entonces, que ya tenía 37 años de vida, costaba 18 pesetas.
    En ese contexto, la sociedad de Jaén dijo sí a la Constitución. La Carta Magna cambió todas las estructuras, un cambio que fue radical y, también, para mejor. Jaén ha progresado en estos treinta años en los que, día a día, siempre se ha mirado hacia el mañana. La provincia no es ni la sombra de lo que era. La imagen de los interminables bosques de olivos es una de las pocas señas de identidad que en Jaén se mantienen prácticamente igual que cuando se empezó a sentir, a pensar y a decidir en clave democrática.


    Diputados por Jaén que participaron en la elaboración de la Carta Magna

    Juan Díaz Torres (PSOE)
    “Todos tuvimos que ceder para el consenso”
    Juan Díaz Torres tenía 38 años cuando se convirtió en uno de los diputados más jóvenes de la legislatura constituyente, en junio de 1977. Hasta que se aprobó la Carta Magna, hubo meses de debates muy duros, de encuentros y descuentos. Sin embargo, es de ese periodo del que guarda su mejor recuerdo Juan Díaz Torres: “Estábamos en mitad de una sesión plenaria muy intensa. Llevábamos horas y tuve la necesidad de ir al servicio. En los pasillos me encontré a Felipe (González) y a Adolfo (Suárez), cogidos del brazo. Estaban solos, cogidos del brazo, con una sintonía extraordinaria. Me dije a mí mismo ‘así se construye España’. Sentí una alegría inmensa”, relata con orgullo. Juan Díaz Torres, que actualmente tiene 68 años, sigue militando en el PSOE. Dejó su acta de diputado en 1979: “Simplemente, el partido quiso contar con otros”, rememora. De aquella época guarda una “enorme satisfacción”: “Jamás podré olvidar esa etapa. Teníamos en las manos el futuro de todo un país y eso es algo muy grande. Nos costó muchas horas de esfuerzo, una dificultad enorme, porque todos tuvimos que ceder”, asegura.
    La semana pasada, Juan Díaz Torres, que trabajó durante años como jefe de mantenimiento de la Diputación Provincial, acompañó a Cristóbal López Carvajal a dar una conferencia en un colegio de Huesa: “Me encanta colaborar en lo que pueda para revivir aquellos momentos y enseñar a los jóvenes de hoy en día lo que conseguimos y lo que tenemos”, concluye.

    Emilio Muñoz Ibáñez (UCD)
    “Lo que aprobamos en 1978 se parece poco a lo de hoy ”
    Emilio Muñoz Ibáñez, almeriense de nacimiento, aunque vinculado a Jaén desde que tenía cinco años, está hoy en día retirado de cualquier acción política. Vive en Villanueva del Arzobispo y presume con orgullo de ser uno de los tres consejeros más antiguos de la Caja Rural de Jaén. Cuando habla de los recuerdos que guarda del proceso constitucional, se le nota en la voz un tono agridulce, casi amargo. Cuando se le pregunta qué sensaciones le quedan es lacónico: “Una gran desilusión”, asegura. Después, Emilio Muñoz lo explica: “Lo que aprobamos en 1978, con mucho esfuerzo, no se parece en nada a lo que hay hoy en día”. ¿Qué se puede mejorar? “La Democracia en España tiene todavía muy pocos años y, por eso, es imperfecta. Llegará algún día en que funcione mejor”, asegura este veterano abogado, de 73 años. Emilio Muñoz reconoce que hubo fallos a la hora de aprobar la Constitución: “Claro que los hubo. Nos equivocamos al tratar de darle mucho a todos. No hubo límites para contentar las apetencias y eso alimentó a los nacionalismos desbordados y generó una situación actual que se parece a un conglomerado de reinos de taifas”, aclara.
    De todas formas, este ex diputado de la Unión de Centro Democrático destaca el cambio que supuso la Constitución: “En aquel momento no se notó demasiado, porque, en realidad, se desarrolló con el tiempo. Ahora, treinta años después, es cuando el cambio se ve más a fondo. Es algo parecido a la salud: Cuando se está enfermo, se da uno cuenta de lo importante que estar sano”.

    PSOE

    ALFONSO FERNÁNDEZ TORRES
    Alfonso Fernández Torres, socialista por los cuatro costado, falleció tan sólo nueve días después de ser aprobada la Constitución. Volvía a su casa de torreperogil para pasar las vacaciones de Navidad. Viajaba en el tren Talgo que descarriló a la altura de Manzanares. Su muerte supuso una conmoción en el ámbito político. Su ideología alimentó al socialismo jiennense.

    JULIÁN JIMÉNEZ SERRANO
    Madrileño de nacimiento y linarense de corazón, Julián Jiménez fue otro de los emblemas del socialismos jiennense. Demócrata por convicción y vocación, el más recordado alcalde de Linares fue también uno de los padres de la actual Constitución. Aportó experiencia, sentido común y liderazgo a aquel proceso. Sus amigos lo recuerdan como un hombre tenaz y preocupado por el bienestar de su pueblo.

    JUAN DÍAZ TORRES
    Fue uno de los diputados más jóvenes de las Cortes Constituyentes. Después de aquella legislatura, Juan Díaz Torres dejó la política para siempre y se centró en su trabajo en la Diputación Provincial de Jaén, donde trabajo como jefe de la Sección de Mantenimiento hasta su reciente jubilación. Sigue siendo militante de base, aunque muy lejos de la primera línea política. El PSOE reconoció sus méritos en un acto celebrado la pasada semana.

    JOSÉ MANUEL PEDREGOSA GARRIDO
    Este profesor de enseñanza media nació en Linares el 1 de octubre de 1948. Fue elegido cuatro veces diputado por Jaén y una senador electo por el Partido Socialista. Actualmente reside en Francia. José Manuel Pedregosa Garrido siempre ha destacado que lo más importante de aquellos días en los que se aprobó la Constitución es el sentimiento de hacer “una labor histórica y trascendente”.

    UCD

    JOSÉ RAMOS MANZANO
    Nació en Huelva, pero antes de cumplir el año se trasladó a Linares, ciudad a la que amó y donde vivió hasta su muerte en 1998. Pepe Ramos para sus amigos era un político con mayúsculas, labor que compaginó con la docencia, su otra gran pasión. Fue concejal de Linares durante más de veinte años en la época preconstitucional y se presentó a las elecciones de 1977 por la UCD como independiente.

    EMILIO MUÑOZ IBÁÑEZ
    Nació en Almería en 1935, pero con sólo cinco años se trasladó a Jaén. Confiesa que entró en política porque alguien le hizo creer que su labor podía ayudar: “Entonces creía que tenía que participar en aquel proyecto, aunque a mí nunca me ha gustado la política”, asegura. Emilio Muñoz, quien ideológicamente se define como “liberal moderado”, solamente vivió la política profesionalmente en aquel periodo.

    HIGINIO VILCHES
    Nació en Jódar el 20 de agosto de 1924 y dedicó toda su vida al deporte. En 1977, el gobernador civil de la provincia lo convenció para entrar en política. El entonces presidente de la Federación de Baloncesto accedió con reticencias. Demócrata convencido, vivió aquella etapa con mucha intensidad. No obstante, al finalizar la legislatura, Higinio Vílches decide abandonar la política, porque el deporte le interesaba mucho más.