San Roque se llena de palmas

El epicentro de la ciudad, poco antes de las once de la mañana del Domingo de Ramos, estuvo situado en la parroquia de Belén y San Roque.

30 mar 2015 / 10:08 H.

Cientos de personas se agolpaban en sus puertas con expectación, atentas a los golpes que dictaminaban el comienzo de la Semana Santa. El momento en el llamaron al portón del templo con decisión, en presencia del alcalde, José Enrique Fernández de Moya, para recibir la pregunta de su párroco, Juan Herrera Amezcua, al otro lado, en el interior: “¿Quién va?”
Fue entonces cuando la Plaza de la Virgen de la Paz se llenó de palmas, cirios y ramos de olivo. El silencio envolvió la salida de los cofrades, que vestían túnica blanca y añil cuando la parroquia se abrió. Un momento que precedió el acompañamiento sonoro de la Agrupación Musical Jesús Despojado, que acompañó, desde el principio, al paso de misterio al son de “Soberano de la Salud”. La Banda de Música Nuestra Señora de la Amargura de la Sociedad Filarmónica hizo lo propio con el palio,  interpretando las marchas “Como tú ninguna” y “La Estrella Sublime”. Ambos tronos contaban, este año, con novedades. El paso que abría el recorrido  tiene nuevo cuerpo de capataces, mientras que la Virgen vestía con saya restaurada de tisú de plata con el bordado que pertenecía a la última que llevó la imagen.
Nazarenos con palmas y ramas de olivo precedían a Nuestro Padre Jesús de la Salud, así como Fernández de Moya, Herrera Amezcua y Antonio Carrillo, hermano mayor. Tras ellos, los pequeños hebreos, que portaban cestos de golosinas, pétalos de rosa o capullos de flores. Niños y niñas que son  los verdaderos protagonistas de la mañana del Domingo de Ramos, ya sea en la comitiva o en los laterales, observando con interés la emotiva celebración. Hermanos de luz iluminaban el camino del palio, tras los que caminaban más de veinte mantillas que sostenían cirios prendidos. Todo bajo la atenta mirada de los jiennenses que, durante tantos días, esperaron la llegada de la Borriquilla para observar su gran majestuosidad al pasar por calles como Almenas, de importante vistosidad por su estrechura, o la Cuesta de Belén, en la que los vecinos acompañaron a los pasos que volvían a su sede, hasta 2016.