Política para flamencos

Semana pródiga de cafés, comidas y cenas frugales que da una idea de dónde se escribe la historia política de España: en el mantel de una mesa de bar. Algo que no deberíamos demonizar, quizá sí denominarlo con un palabro inglés para darle más caché al asunto. La lluvia de ideas, “brainstorming”, pero regada con cerveza o caldo local. La cultura del pacto en la Transición seguro que se fraguó en una taberna pequeña, donde ponerse de acuerdo era obligatorio porque literalmente no había espacio para la discrepancia. Lo paradójico es que los “cambalaches”, “mejunjes” o “pactos”, según el interlocutor quiera defenestrar o poner en altura al acuerdo, se cierran hoy en mesas lejanas.

09 jun 2015 / 10:22 H.

Un efecto dominó cuya primera pieza cae en una cafetería aledaña al Congreso de los Diputados, en Madrid, y que llega, por ejemplo, hasta la Alcaldía de Cádiz. Y esa misma pieza, en sentido contrario, al caer puede provocar que el guion del apoyo circunstancial llegue al correo de la delegación de Jaén de Ciudadanos, vía Barcelona. Las teselas políticas que faltan son las que propiciarán el mosaico entero o, dicho de otro modo, el mapa “post coitum” democrático, con la consabida sensación de orfandad que deja el día después. Todo encadenado, todo causa-efecto. Además, las alianzas actuales tienen que ser lo suficiente abiertas, promiscuas llegados el caso, y poco importa que en un lugar se haga lo contrario que en otro. De hecho, Ciudadanos y Podemos escriben estos días un manual de tacticismo controlado, una guerrilla de nervios donde los destemplados, vaya sorpresa, son las grandes estructuras políticas, el PP y el PSOE. Así que en feliz monólogo de David Navarro podríamos decir que los más “flamenquetes”, de momento, son los de Ciudadanos. Y lo son en el ámbito nacional y clave local. Habrá que ver hasta dónde dura el magnetismo del líder que es imposible de transplantar por mucha semilla ideológica que deje. Algunos movimientos iniciales para configurar la candidatura jiennense fueron sonrojantes más que naranjas y tendrán que estar atentos.
Pero volvamos al pacto, el último barómetro sobre el estado de la cosa, lo dice de forma abrumadora, los españoles de hace cinco minutos estamos por ser pragmáticos y entendemos que los pactos lleguen en función del lugar y el momento. Metroscopia muestra el camino, ya somos modernos y no nos asusta esa geometría variable de piernas largas y curvas peligrosas, que antes nos daba pavor. Dejarse querer, con camisa remangada (Pedro Sánchez), mimetizándose con el otrora enemigo irreconciliable con el que, de pronto, se tienen objetivos comunes e incluso se pondera su valía (Pablo Iglesias). Un ejercicio de equilibrio que también observamos aquí en la caza con reclamo entre PP y Ciudadanos. Antes de quedar en el Parador, reconocemos que en la barra del bar y en la plaza de Twitter os pusimos a caldo, pero no éramos nosotros, naranjitos, era lo que mandaba Madrid, dirán.
Allí, en el kilómetro cero, al que todo mundo fustiga, porque es una sinpatria, una capital solo para criticar.


Susana déjanos sin postre, pero no más elecciones

La presidenta en funciones, Susana Díaz, da un ultimátum salomónico, para que Andalucía afronte la necesaria tercera modernización, es un decir. Amenaza con una nueva convocatoria de elecciones que, francamente, no hay cuerpo que resista. Ahora le toca marcar rumbo y tener focos, pero por su buena acción de gobierno. Centrarse en esta Andalucía que hoy tenemos es tarea ciclópea. El tiempo de jugar a la gran política no ha pasado porque tiene un país entero, este, para marcar un rumbo nuevo. Los tiempos de las imposiciones pasaron y toca afinar con otros, digamos que hace falta una buena directora de orquesta antes que una diva distraída.