Odile Fernández: “Es muy posible prevenir el 33% de los cánceres”

El hecho de superar un cáncer cambió su manera de concebir la vida y la alimentación, un apartado que no se puede descuidar para prevenir todo tipo de enfermedades. Escribe libros para ayudar a las personas a comer de una forma más saludable.

28 ago 2014 / 11:57 H.



—¿Sobre qué versó la ponencia?

—Estuvimos hablando de alimentación saludable durante la edad escolar, desde el momento cero y con la concepción de que somos adultos. Hicimos hincapié en que los hábitos saludables empiezan desde que nacemos. Hablamos de la importancia de la lactancia materna frente a la artificial, de suministrar al niño alimentos saludables y darle autonomía cuando empieza a comer, que él sea el que elija los alimentos e intentar ofrecer una dieta variada. Enfocamos la escuela, en la edad desde los tres hasta los siete años, como la clave para instalar estos hábitos, y la importancia de la familia y el profesorado para inculcar una vida saludable. Consumir fruta, vegetales, semillas, cereales, legumbres y rechazar la bollería industrial y los alimentos refinados. También analizamos la relación de la alimentación con alguna de las enfermedades como el asma, las alergias, la dermatitis atópica o algunos cánceres.

—¿Cuál es el problema que presentan los escolares en cuanto a los hábitos saludables?

—Los niños comen mal, hay mucha obesidad, que está creciendo, que tiene que ver con dos cosas: el sedentarismo, porque es más cómodo jugar a la consola que salir a correr y, luego, la alimentación, porque abusamos de la comida precocinada. Eso contribuye a la aparición de males.

—¿Qué influye directamente en la enfermedad del cáncer?

—Uno de cada tres cánceres se podrían prevenir con una buena alimentación. Influyen muchos factores y comer tiene mucho peso. Cuando tenemos una alimentación basada en los azúcares o aceites refinados, creamos un ambiente de inflamación, de potenciación del cáncer. También, los nitritos del embutido afectan como factor cancerígeno. Si dejamos de lado la alimentación americana y nos acercamos a la mediterránea, que es más vegetal, con mucha fruta, construimos un terreno en el que el cáncer lo tiene más difícil para crecer.

—¿Es tan importante la alimentación en estos casos?

—Se ve que, durante el cáncer, podría ser positivo un cambio de la alimentación. Se tolera mejor la quimioterapia y propina mayor bienestar y menos efectos secundarios. Algunos elementos también pueden potenciar el efecto de la quimioterapia.

—¿Existe desinformación respecto a los alimentos?

—Así es. Tomamos, sin darnos cuenta, mucho azúcar oculto. Existe desinformación. Pensamos que, si un producto está en el supermercado es que se puede consumir, y el problema es que hay muchos intereses económicos detrás, que están ocultos, y que motivan la venta a toda costa.

—¿Qué puede contar sobre su segundo libro sobre este asunto?

—Saldrá a la venta el 15 de septiembre y es la parte práctica. El primer libro —“Alimentación anticáncer”— fue la concepción teórica de la alimentación, ver cómo enfermamos y dar pautas generales. Este segundo libro, la parte práctica, trata de cómo elaborar menús y enseñar a la población a comer de forma saludable para prevenir no solo el cáncer, sino la mayoría de las enfermedades. Será un libro con recetas, con desayunos, con almuerzos, con meriendas, para que la gente tenga un abanico de posibilidades. Surge con la idea de alejar la idea de “esto no puedo hacerlo”, y de estar concienciado: comer lo mismo que comemos, pero en una versión sana. Son unas pautas para que ser saludables.