Miguel Ríos: 'Es una inmersión en el ser de Jaén'

Vídeo.-Cuando 'había prometido' que no recogería más galardones, que se jubilaba de ellos, como también de los escenarios, a los que, después de cincuenta años, dijo 'bye, bye' en septiembre de 2011, una llamada, primero, y, luego, un viaje desde Madrid a su Granada natal, a través del nuevo paso de Despeñaperros, hicieron que el que fuera rey del rock español entre 1970 y 1980 se replanteara su decisión.

    18 jun 2012 / 18:10 H.

     'Cuando llegué a la antesala de mi casa, que es Jaén —confesó Miguel Ríos—, y bajo la luz rosada del atardecer vi ese mar de olivos, como petrificado, con árboles que son más antiguos que nosotros y que, en el pico de una paloma, simbolizan la paz, me di cuenta de que tenía que aceptar este premio”.
    El galardón, llamado “Jaén, mar de olivos” y patrocinado por la Asociación Provincial de Envasadores de Aceite (Apeva), fue su “peso”             —en realidad, varios kilos más, como reconoció, después, el propio Ríos— en este oro líquido. “135 litros” de zumo de aceituna que donará a “Mensajeros de la Paz”. En primer lugar, porque estimó que la asociación hará “mucho mejor uso de ese preciado oro” y, en segundo lugar, porque, bromeó: “A mí me van a quitar unos pocos centímetros de la barriga, ¡que me hace falta también!”. Agasajado por el cariño de los jiennenses, el eterno “aliado de la noche” agradeció la velada “edificante” que le brindó esta tierra. “Yo, que he venido a tocar muchas veces, que conozco Jaén de las ferias; Bailén, tirándome a la piscina después de una actuación, y Linares... Yo, que conozco todos los focos de emoción que se pueden generar alrededor de una canción, no conocía la que se tiene al ser jiennense”, admitió. Pero la del sábado —aseguró— fue una “inmersión absoluta” en ese sentimiento, que agradeció.
    Entre tanto elogio, la “voz del pueblo” también denunció la situación que padece el pueblo griego, que, hoy, de nuevo, vuelve a las urnas. “Ha sido el banco de pruebas de una injusticia absoluta en la que nosotros también nos estamos viendo inmersos por unos pecados que no hemos cometido”, se quejó, y advirtió: “No creáis que hemos vivido por encima de nuestras posibilidades. ¡No es verdad! Eran las posibilidades que nos decían que teníamos. Y ahí estaba el engaño”. Y, con el sonido del aplauso del público, concluyó: “Necesitamos estar muy despiertos y decirle a los poderes públicos que son electos y que es el pueblo el que está por delante”.