La madrugada, estallido de emoción tras El Abuelo

Jaén no es posible sin Nuestro Padre Jesús Nazareno, El Abuelo, el Señor de los Descalzos, el amor de los jiennenses. De tan hermosas maneras se conoce a este Cristo con la cruz a cuestas que, desde finales del siglo XVI, es paño de lágrimas y príncipe de la veneración no solo de los habitantes de la capital. Y es que su devoción trasciende fronteras y, además de toda la provincia, se extiende hasta los lugares más insospechados. .

Su madrugada, la noche de Jesús, es un estallido de emoción constante en torno a la imagen, que atrae nazarenos a miles que no dudan en “alumbrar” en su procesión sin tener en cuenta la fatiga que conlleva. Incluso muchos lo siguen con pesados maderos a sus espaldas, en cumplimiento de promesas ofrecidas que el Nazareno atendió. Desde 2009 la comitiva sale del Camarín, templo carmelitano que acogió la talla y su cofradía en sus orígenes y al que regresó tras su anhelada restauración. A partir de ahí, El Abuelo camina por un itinerario cargado de tipismo e historia, arrastrando una rica cruz de palosanto —regalo de la marquesa de Blanco Hermoso a finales del XIX, en “pago” de una promesa— y revestido con una no menos valiosa túnica morada, sobre un manto de preciadísimos claveles rojos que, tras la procesión, el pueblo recibe como una reliquia. A poco de partir acontece un momento único, el Encuentro, cuando Cristo y su Madre coinciden frente a la Catedral y la emoción se desborda. .

El cortejo resulta un incesante derroche de devoción encarnada en inacabables saetas, aplausos, petaladas y lluvia de flores que acarician a Jesús hasta el encierro en su santuario, ya a mediodía.

Abuelo

09 abr 2014 / 22:00 H.