La Estrella resplandeciente, como nunca por su barrio de la Alcantarilla

El barrio de la Alcantarilla vivió su día grande. Cientos de jiennenses se agolparon junto a la casa de hermandad y la iglesia de la Purísima de Concepción.

30 mar 2015 / 10:04 H.

Clamaron, arroparon rezaron y se emocionaron al contemplar la eterna mirada la Estrella hacia su hijo, Nuestro Padre Jesús de la Piedad.
Meses de intenso trabajo, de preparación, de esfuerzo y sacrificio, de fe y devoción que relucieron la tarde del Domingo de Ramos como el mismo sol por las estrechas y angostas calles del barrio jiennense. Sonaban las primeras marchas de la Agrupación Musical Nuestro Padre Jesús de la Piedad que anunciaban la inminente salida. Los cofrades resistían el calor de la tarde. Los nazarenos se preparaban, las mantillas llegaban. Y se abrió la puerta. El capataz Agustín Úbeda dirigía sus primeras palabras a los cuarenta costaleros del Cristo de la Piedad. El sentimiento cofrade, la emoción que impregnaba a los presentes se elevó hasta el cielo, cuando lentamente, despacio, caminaba hacia la puerta Jesús de la Piedad. Ahí, se vivió uno de los momentos más emotivos. Las voces de varios hermanos, guitarra en mano, encogieron el corazón y afloraron las lágrimas de los jiennenses, con su canto al Señor. Y llegó el momento más alto. Bajo el “Himno de Andalucía”, composición enlazada con El Hijo de Dios, la agrupación musical anunció su salida y le dedicó también temas como “Triunfo en tu mirada”, del director musical de la banda, Christian Palomino, “Beso y traición” y “Ved, aquel hombre”.
Y ella, la Reina de La Alcantarilla, salió tras él. A buscarlo, a consolar el dolor de sus lágrimas. Cuando su Hijo se acercaba al Pilar de la Imprenta, caminó entre los fieles. Y La Estrella brilló como nunca. Ella fue la que portó el estreno del año de la hermandad. Lució un nuevo techo de palio que la hizo aún más Estrella. La Virgen, precedida de sus hermanos de luz, salió, reluciente, con adornos florales en rosas rojas, llevada por la treinta de portadores, bajo la dirección de Juan Jesús Galán, que le acompañaron en dos turnos y la llevaron a costal por las angostas y estrellas calles de su barrio. El son de los tambores lo puso la banda de música de El Carpio (Córdoba), que, bajo la dirección de Antonio Ángel Durán Alcaudia, interpretó como “Estrella y Rocío”, “Siguiendo tu Estrella” y “Estrella dominica”, entre otras partituras. No faltó esa treintena de mujeres ataviadas de mantillas negras que velaron por la Reina de los Cielos.
Uno de los momentos más aplaudidos de la procesión se vivió poco después de la salida de la procesión, en la Plaza de la Purísima Concepción, junto a la iglesia. Todos los fieles echaron su mirada al cielo, en dirección hacia el campanario del convento, porque allí se asomaron las madres dominicas para lanzar una fina lluvia de pétalos de flores a Jesús de la Piedad y a María Santísima de la Estrella.
El sol reluciente invitó, como nunca a disfrutar del primer día de Semana Santa 2015, a rezarle a Jesús de la Piedad y María Santísima de la Estrella, que brillaron con luz propia por las empinadas cuestas de su barrio. Dejaron atrás La Alcantarilla para abrirse a la ciudad, para florecer a su entrada en San Ildelfonso o en la Reja de la Capilla cuando el hermano mayor de la Virgen de la Capilla, Enrique Caro. dio los golpes de llamador. Otros de los momentos emotivos de la procesión —formada por un cortejo de doscientas cincuenta personas— se vivió en la calle Almenas cuando la Hermandad de la Virgen del Rocío, le cantó “la Salve”, a la Estrella, antes de apagar su luz cerca de la medianoche.