Enric Juliana, esta noche, en el 'Parque de las Ideas'

Ignacio Frías /Jaén  
El escritor y director adjunto de “La Vanguardia” participa en el ciclo “Una mirada crítica a nuestro mundo”, organizado por Diario JAEN, con la conferencia “Geografía de un país vigoroso. Cartografía de Andalucía y Jaén”. Lo presentará el articulista del periódico provincial Juan Rubio, hoy 7 de mayo a las 21:00, en la Diputación.

    07 may 2009 / 14:00 H.

    —El título de su último libro, “La deriva de España”, pone de manifiesto cierta pérdida de rumbo y hay implícito un toque de atención al timonel. 
    —El título podría haber sido “España a la deriva” y esa apreciación  que señala sería inapelable, es decir, sin rumbo. Yo no hablo de un país a la deriva, sino de la deriva de España. Esa es la idea del libro. Efectivamente, en estos momentos, en la política, en la economía e, incluso, en la psicología española hay muchos números como para que la situación sea la de un país a la deriva. Pero también hay una ventana a la esperanza. El subtítulo del libro es “Geografía de un país vigoroso y desorientado”.
    —Ese subtítulo sí deja abierta la posibilidad de reorientar el rumbo si hay una determinación decidida. ¿Hasta qué punto estamos al borde del precipicio?
    —Yo no veo en estos momentos, en absoluto, un país deprimido, ni al borde de una situación catastrófica, aunque la economía presenta ribetes muy negativos.
    —Pero es una depresión económica. ¿Cree que la gente tiene conciencia de lo que está pasando?
    —Es una depresión sin que la gente esté deprimida. Pero, cuidado, puede acabar deprimida. En estos momentos llevo tres días en la Feria de Sevilla y la impresión que tengo no es, precisamente, la de una sociedad deprimida. Incluso diría que la gente no tiene una conciencia clara de lo que está pasando. Se percibe que la cosa se ha estropeado, pero hay una resistencia psicológica a aceptar que eso pueda ser para un largo periodo de tiempo. Así estamos.
    —Usted ha comentado, en cierto momento, que el interior de Andalucía vota al PSOE y el litoral al PP. ¿A qué cree que se debe ese “conservadurismo” en ambas posiciones?
    —En España se ha evitado algo que en los años setenta se entreveía, la posibilidad de perder el Sur, de que entrara en una dinámica depresiva como ha ocurrido en el sur de Italia. Eso, en España, no pasó y es algo muy positivo para la sociedad española que supo evitar ese riesgo que, sin duda, hubiera tenido consecuencias nefastas. No obstante, los mecanismos que se pusieron en marcha, en buena medida, fueron improvisados. La transición funcionó tan bien porque se fueron solucionando los problemas conforme se iban planteando. El resultado final es un Estado federal, es decir, que tiene la dinámica federal, pero que no acaba de estar ni proclamado como tal en la Constitución, ni aceptado como una forma política porque la esfera de decisión es muy potente.
    —¿Hacia dónde cree que vamos?
    —O vamos hacia una descentralización muy complicada del régimen autonómico, que me parece imposible políticamente, aunque algunos sueñan con eso, o vamos hacia una corrección de tipo federal. Ahí se debería introducir un debate, que es complicado emocionalmente. Y es que los mecanismos de compensación han de estar un poco más subjetivados.
    —De todas formas, el Sur parece estar condenado a ser pobre y una fuente de mano de obra, y el Norte tiene que conformarse con ser rico, industrializado, dinámico y próspero.
    —En el libro planteo una pregunta que creo que, desde Andalucía y Jaén, se puede entender bien. ¿En estos momentos, el Sur dónde está exactamente? Seguramente, está en muchos sitios. En algunas zonas de Andalucía y, posiblemente, en algunas zonas de Jaén, eso no lo pongo en duda. Pero también está en los barrios de Santa Coloma de Gramanet, o en algunos barrios de la periferia de Madrid, o en pueblos que están despoblándose y envejeciéndose de las provincias de Zamora, Palencia u Orense. España es un país en el que, durante treinta años, se ha hecho una política de igualación. Habría que ver dónde tenemos el Sur real, y, aquello que hay que repartir, cómo se reparte.
    —¿Cree que eso es factible con la que está cayendo? En todo caso, ¿quién va a plantear esa nueva repartición?
    —Esta es una discusión muy complicada. Todo lo que sea modificar un cierto estado de las cosas no es fácil, pero creo que es inevitable plantearlo. Hacerlo desde Cataluña puede resultar antipático y no siempre se acierta en el lenguaje. De todas formas, es un debate que hay que afrontar.
    —¿Y qué pinta Jaén en todo esto?
    —El que observa desde fuera a Andalucía la ve como un todo compacto. En España hemos creado diecisiete tópicos pero, a medida que nos acercamos a una realidad, advertimos sus matices y vemos que hay una diferencia entre la Andalucía occidental y la oriental.

    Enric Juliana se licenció en Periodismo en la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Autónoma de Barcelona. Comenzó su   carrera profesional en el desaparecido diario vespertino barcelonés “TeleleXprés”, en 1977. Trabajó en los servicios informativos de Televisión Española, en la revista “El Mundo” y en la redacción del diario “El País”. En el año 1991 se incorporó a “La Vanguardia” y en 1992 fue nombrado redactor jefe de Local. Después, fue corresponsal en Italia entre 1997 y 2000. Ese último año fue nombrado subdirector del rotativo catalán. Actualmente, también es el delegado en Madrid y articulista. Como periodista de “La Vanguardia” en la capital de España publica sus columnas sobre los acontecimientos de la ciudad y del Gobierno del Estado. Catalán por los cuatro costados, Juliana quiere impregnar en Madrid la huella literaria que otrora dejaron Josep Pla o Agustí Calvet. En el año 2005 publicó “La España de los pingüinos”, con la editorial Destino.