En un rincón mágico de Mágina

De casta le viene al galgo. Los padres de José acumulan 40 años de profesión en el Restaurante Los Castillos de Cambil, toda una institución en el municipio, así que él se puede decir que nació entre fogones.

06 jul 2015 / 10:45 H.

Es diplomado en Trabajo Social por la UJA y asegura que son perfectamente compatibles los conocimientos de esta carrera con la experiencia que hay que poner en práctica en un negocio como el suyo. “La hostelería es como un trabajo social”, comenta, convencido. Emprendedor, dinámico y enamorado hasta la médula de su tierra, está empeñado en dinamizar la economía de su municipio. Se ha embarcado en un ambicioso y bonito proyecto al frente del complejo de turismo rural Las aguas de Arbuniel, un verdadero oasis en el corazón del parque natural que califica como “un rincón mágico de Mágina”, el eslogan de unas increíbles instalaciones con hotel, restaurante y carpa para celebraciones.

Si pudiera estaría todo el día hablando de este lugar, entusiasmado con un reto que califica como apasionante y que requiere “el doscientos por cien” de su energía. Tiene mimbres y tesón y, sobre todo, un equipo joven y dinámico que lo acompaña, con muchas ganas de hacer cosas y espíritu de superación. Y, entre todos, especial mención para su mano derecha, Francisco Javier García Sutil. Esa es la cara buena; en la otra, una queja profunda por el abandono institucional que siente, sin apoyo de ningún tipo. “Dicen que les ponen alfombra roja a las pymes, pero yo lo cierto es que, en mi caso, no lo veo en absoluto”, lamenta. Aunque se siente abandonado a su suerte, lo cierto es que rebosa ilusión, energía y defiende su terruño como el primero. Todas las hortalizas que se consumen en el complejo son de huerta ecológica del entorno, gracias a proveedores locales, además de utilizar en la cocina el aceite de oliva virgen extra, faltaría más. La paletilla de cordero y el choto al ajillo, los dos autóctonos, son los platos estrella.

“Somos agentes dinamizadores”, subraya, no en vano dan empleo a unas 15 personas cuando está a pleno rendimiento. Además, hace poco organizaron una “exponovios” que fue todo un éxito. Apasionado de Sierra Mágina, ofrece a los clientes también rutas urbanas y periurbana y está involucrado en la cooperativa ecológica Trujal de Mágina. La joya del complejo es el hotel, de 3 estrellas, “pero los huéspedes dicen que tiene categoría de parador”. Todo, en un vergel de 5.000 metros cuadrados de jardines con árboles centenarios, con el murmullo del agua como banda sonora, que ofrece un microclima al estar a casi mil metros de altura. “Está solo a 25 minutos de Jaén y tenemos 15 grados de temperatura menos”. Reciben clientes de Francia, Estados Unidos o Canadá. “Quien viene, vuelve con amigos”. Ahora, su terraza “chilau” es un atractivo añadido. Su entusiasmo es mucho, pero se queda corto cuando el visitante lo descubre por sí mismo. Imperdonable no conocerlo.