El voto cruzado

El 20-D, dos urnas. La de listas cerradas al Parlamento y la de listas abiertas al Senado. Este tipo de elección permite el voto cruzado. Los electores podemos elegir solo entre el Partido que se considera más acertado para el Gobierno, y las personas en las que se confía para el Senado. 

Es evidente que las emociones juegan tanto o más que las razones a la hora de votar. La impulsividad electoral es el campo de batalla de los partidos ante el grupo social más numeroso: el indeciso.
Se es indeciso cuando el corazón dicta una opción diferente a la razón. Entonces cabe dar el voto cruzado: lo que indica la razón al Parlamento, y la corazonada al Senado. Es una forma de ejercer el derecho electoral sin caer en la cautividad. Además, de comunicar a la opción elegida ese dicho del juego “vigilar con esmero al señor del lapicero”.

Juan Manuel Molina Valdés / Jaén

 

    08 dic 2015 / 15:09 H.