Cosas de la familia

En un guiño de la programación reponen El Padrino (III) como si el azar televisivo quisiera subrayar que la ficción siempre vive de la tenebrosa realidad. Los renglones torcidos de los guionistas y periodistas.

20 abr 2015 / 09:47 H.

Dinero corriente que se multiplica y estorba. Intrigas inmobiliarias para legalizar ganancias ilegítimas, escándalos bancarios para legitimar esos imperios puercos que solo suben a la superficie por azarosas combinaciones político-judiciales. Sí, por la mañana asistimos ojipláticos a la detención momentánea y en directo de Rodrigo Rato, aquel divo del PP que hacía campaña en Porche, y por la madrugada, Michael Corleone, con el mismo hilo argumental, sufre al intentar legitimar su imperio criminal. Pobres. Dar ese necesario barniz de credibilidad que requiere cualquier dudosa fortuna no es tarea fácil, por más que te ayudes de los intereses del Vaticano o una inmobiliaria te permita abrir un boquete en tu vertedero para entrar al sistema con vistas al mar.

The Godfather, el buen padre en sentido literal, que todo lo hace por la familia. Tenemos que empatizar con ellos, intentaron hacerlo bien, pero cuando coges un atajo te acostumbras y si, encima, en el caso de Rato, eres el padre del milagro económico, cómo no tener licencia para recaudar favores de todos los amigos a los que hiciste rico. Recoger dividendos, como el sustancioso reparto final de Al Pacino a los viejos camaradas mafiosos reunidos en cónclave. Da igual un cheque que unas tarjetas “black”, lo importante es el detalle.

Rajoy se acordará estos días de los sabios consejos del padrino, en concreto de uno que él lleva al paroxismo: “Los demás no tienen por qué saber lo que piensas”. Aunque, en la misma línea y dadas las ambigüedades políticas y procesales del caso Rato —otra vez el peligro de la furia del ruido y la tristeza de las pocas nueces—, también se podría recordar al entorno del presidente otra frase para el recuerdo de don Michael:

“Nunca odies a tus enemigos, te impedirá juzgarlos”.

En este contexto, a media luz, toca salir a la calle para continuar la campaña, la sufrida recogida de votos. Cómo no personalizar el mensaje, sea con un rap a lo Monago o con la pegadiza oda a la gestión de la ruina de Fernández de Moya.

El plan “renove” del alcalde del PP se desgranó por mensajes de Twitter, para dar un poco de tensión narrativa al asunto. El muy twitero reservó una sorpresa o fichaje “estelar” con la inclusión en la lista de Rosario Morales de Coca. La que fuera ex secretaria provincial del PA y ex delegada de Turismo se sube al barco popular porque del andalucismo solo quedan grupúsculos en balsas a la deriva. La ministra Báñez presentó a un equipo de “Champions”, y como tantos otros de visita por esta tierra hospitalaria, no prometió nada para Jaén, porque hace ya tiempo que no necesitamos nada. Tenemos todo lo que una provincia puede desear, buenas comunicaciones, autovías en perfecto estado de revista, conexiones ferroviarias para que el aceite viaje en primera clase. No, no somos avariciosos. Ese no es nuestro pecado capital.