“Una mujer luchadora que supo hacer frente a las adversidades”

25 feb 2018 / 08:00 H.

Jaría Victoria Díaz Ocaña nació un 30 de junio en la pequeña aldea de Ermita Nueva, donde prácticamente vivió toda su vida. Concretamente, en la zona de Cequia. Conoció a su compañero de vida y se casó con él a los 23 años. Francisco Álvarez dedicó toda su vida al campo, mientras que su esposa se centraba en criar a sus hijos, enseñándoles los valores tradicionales de aquella época y la importancia del respeto, la educación y la humildad. Una mujer de campo y luchadora, que supo sacar adelante a sus doce hijos aun cuando pasaba por tiempos de penurias. Ángeles, Antonio, Esteban, Francisca, Francisco Javier, Fermín Rafael, Josefa, Dolores, Clemente, Victoria, Mauricio e Isabel fueron toda su vida y los mejores regalos que pudo tener.

El destino quiso que se quedase viuda con nueve hijos en casa, pero ella supo sacó fuerzas para seguir adelante y le enseñó a sus descendientes esa valentía y perseverancia que tanto la caracterizaban. Así, ella se encargaba de las tareas propias del hogar y enseñó a sus hijos la importancia de ganarse la vida, así que ellos se dedicaban a trabajar en el campo y en la labranza.

Uno de sus grandes “hobbies” siempre fue hacer ganchillo. Disfrutaba haciendo bufandas, jerseys, tapetes para las mesas... Una mujer tradicional, luchadora y todo un ejemplo a seguir por los valores que desprendía, por su humildad y por ser, sobre todo, una buena persona. Además, una de las cosas que la caracterizó hasta el final de sus días fue esa buena memoria tan trascendental, puesto que se sabía el nombre de todos sus nietos, que son más de cuarenta, y de, incluso, sus bisnietos, al igual que las fechas de todos los cumpleaños de los miembros de la familia. Algo digno de admirar teniendo en cuenta el gran número que la componen. Y es que María fue una mujer ejemplar, que no dejó a ninguno de los que la rodeó, durante toda su vida, indiferente, que supo transferir a sus hijos, familiares y amigos, una fuerza peculiar y que dejó un legado familiar repartido por toda la geografía española. Una persona que siempre será recordada y que se mantendrá en los corazones de su gente.