“Una luchadora después de un golpe muy duro”

24 jul 2017 / 08:00 H.

Hasta entonces no la conocía. Un día escuché, de orejilla, una conversación sobre un hombre de La Rábita víctima en 1971 de un atentado en Barcelona. Sin dudarlo me dirigí a la aldea para conocer la historia. Y allí estaba Amparo Zuheros junto con su hija, María Dolores Medina. Juntas me contaron, con sencillez, cómo murió Dionisio Medina, esposo y padre, respectivamente de ellas, considerado la primera víctima del terrorismo en la comunidad de Cataluña.

De esta manera supe de la actitud casi heroica de Consuelo, quien quedó en unas condiciones bastante precarias —a lo que se añadían, incluso, amenazas telefónicas—, pero luchó con todas sus fuerzas para sacar la casa adelante y lograr el reconocimiento póstumo que merecía su esposo. Ambas regresaron a La Rábita, la aldea de origen del matrimonio en el año 2000.

Zuheros consideró insuficiente la compensación que había recibido tras la pérdida y se quejaba del agravio comparativo respecto de otras víctimas de la barbarie asesina, en este caso del Front d’Alliberament Catalá. En este sentido, a través de asociaciones, reivindicó lo que creía que le correspondía en justicia. Después del artículo sobre sus vivencias, escrito en abril de 2015, volví a ver varias veces a esta mujer fuerte, por ejemplo en la reinauguración de la iglesia de San José de la Rábita. No pudo vencer a la enfermedad y, finalmente, falleció a los setenta y cinco años hace solo unas semanas, a los setenta y cinco años. Con ella su va un ejemplo para la sociedad.