“Un ejemplo de persona con vocación de servicio”

29 ene 2017 / 08:00 H.

La iglesia parroquial de San Francisco de Paula de Torrequebradilla se quedó pequeña, el 7 de enero, para albergar el funeral de entierro a una persona muy especial, que supuso un sobresalto en los primeros días de 2017. Los habitantes de Villatorres —un municipio formado por los núcleos de Villargordo, Torrequebradilla y Vados de Torralba— lloraban así la pérdida de una persona entrañable. Se trataba del policía local Francisco Molina Raya, un verdadero referente local y todo un sinónimo de servicio a la ciudadanía.

Molina llevaba décadas de servicio público al servicio del Ayuntamiento. Fue un querido policía local. Con sesenta y un años y después de un tiempo en segunda actividad, estaba a punto de disfrutar de una merecida jubilación. De hecho, el alcalde, Sebastián López Mateos, explica que en junio iba a entrar en vigor un acuerdo que le habría permitido retirarse. Hasta el final, Francisco Molina desempeñó su labor profesional de manera ejemplar.

Afable y muy querido por sus paisanos, desempeñaba sus funciones y, gracias a su diligencia, evitó a los habitantes de Torrequebradilla y Vados de Torralba numerosos desplazamientos hasta Villargordo, donde tiene su sede la administración local. Por ello, sin ánimo de exagerar, puede decirse que su familia iba más allá de su esposa, Juan Berrio Aranda, y las cuatro hijas de ambos: Vanessa, María Dolores, Sonia y Juani. Por todas ellas y por su nieta, Molina sentía auténtica veneración, igual que hacia el resto de componentes de la amplia familia. El pueblo torrequebradillense y del resto del municipio arropó a sus seres queridos en el funeral de una persona entrañable, que ejemplificaba, como nadie, al típico agente de pueblo, siempre servicial, solícito y atento, fruto de su vocación. El respeto y la consideración de sus paisanos llegó hasta el punto de que era conocido, con cariño, como “Paco el Municipal”.

“Ha sido una pérdida muy sentida. Era una persona de buen trato. Últimamente sustituía a un compañero. Me parecía muy polivalente, un verdadero comodín, que atendía los núcleos urbanos para conocer las necesidades y se encargaba del papeleo”, recuerda Sebastián López. Por ello a los habitantes de Villatorres les viene largo asumir tan inesperada desaparición.