“Se nos ha ido una muy buena persona”

07 ene 2017 / 08:00 H.

Mañana, 8 de enero, mi padre cumpliría 84 años y yo cumplo 50. Una coincidencia que me hará recordar siempre a mi padre, pero que no deja de ser un hecho arbitrario de la naturaleza. Sin embargo, la realidad es que lo recordaré porque ha sido un ejemplo en muchas facetas de su vida y todo aquel que lo ha conocido entenderá lo que voy a decir.

Es cierto que, en condiciones normales, un padre es siempre un ejemplo por seguir para cualquier hijo que se precie. Y en este caso, solo con exponer de forma simple lo que en él he visto y me ha transmitido, son razones más que suficientes para sentirme orgulloso de todo lo que representa y de lo que ha sido.

Desde que tengo uso de razón lo he visto ejercer como buen padre, como buen marido, como buen hijo, como buen hermano, como buen cuñado, como buen tío (pero rozando la categoría de padre), como buen suegro, como buen abuelo, como buen amigo, como buen compañero, como buen trabajador, como buen vecino... Siempre ha estado al lado de los que lo han necesitado o le han pedido ayuda. En definitiva, como una buena, una muy buena persona. Y todo ello me atrevo a afirmarlo públicamente, no solo porque soy su hijo, sino porque desde que falleció el pasado 17 de diciembre, es lo que me transmite la gran cantidad de personas que lo conocían y que han lamentado su pérdida.

Lo que nos queda a todos los que hemos estado a su lado es que ha llevado una vida digna, discreta, sencilla y humilde. Dedicada a su familia, sorteando y enfrentándose a los contratiempos que se le presentaron y disfrutando de sus pequeñas cosas (una partida de ajedrez, una partida de billar, unos paseos, unas “patas” en lo de Pili, estar con su gente...). Y, sobre todo, con una buena calidad de vida hasta el final.

Se nos ha ido “Chelo” Melero. Lo ha hecho en paz y tranquilo. Dejando, de una manera u otra, una huella en cada uno de los que lo hemos querido y que seguirá con nosotros hasta que nos reunamos con él. Mientras que ese momento nos vaya llegando, lo recordaremos con amor y cariño por todo lo que ha representado y aprendiendo a vivir su ausencia igual de orgullosos de él que cuando estaba a nuestro lado.

Te queremos, padre.