“Nunca podré olvidar lo que vivimos juntos”

10 oct 2016 / 08:00 H.

No hay palabras con tanto orgullo para describir los años tan felices que me hiciste pasar. Fuiste una gran persona con tus amigos, con tu familia, con tus sobrinos. Pero sobre todo fuiste mi alma gemela. Nunca podré olvidarte. Nunca. Por mucho consuelo que intente buscar en nuestros sobrinos y en sus hijos, no podré olvidarme ni olvidar todo el tiempo que pasé contigo. Eras una gran persona. Maestro para los maestros, al servicio de los demás siempre, no habrá nunca nadie que pueda reprocharte un mal gesto.

Te marchaste. Te fuiste y nos dejaste a todos desconsolados, pero sé que nos aguardas, que nos proteges desde el cielo. Ahora eres la estrella que alumbras nuestro camino. No podía pasar dejar esta oportunidad para expresar el profundo amor que siente te he tenido, que te tengo y que te tendré por siempre, hasta el día en que tú y yo volvamos a reencontrarnos.

Tu alegría se fue apagando. Los años pasaron y con ellos la enfermedades que le iban pereciendo el cuerpo poco a poco. El buen humor que reinaba en tu cuerpo se fue apagando. Verte en silencio, sentado diariamente en la puerta de la casa, en una silla, acompañado siempre de una radio, ya no era suficiente aliciente para mantenerte con alegría. ¡Qué pena! Nunca podré entender como Dios permite que se vayan tan pronto las buenas personas. Por tu santo, te deseamos muchas felicidades. Todos tus sobrinos te lo desea y, por supuesto yo, que no me olvido de tí en ningún momento. Te quiero. No te olvido.