“Nos hemos quedado huérfanos de ti”

01 abr 2017 / 08:00 H.

Deambulan los días desde que te marchaste y aún sigo enfrascado en pensar que no es así, perdido en la nada, en la vida, convencido de que en cualquier momento despertaré de este amargo sueño, como tu nieto rehúye de sus pesadillas.

El día a día se nos ha llenado de un vacío asfixiante, un hueco en la familia imposible de reparar, cojos cual mesa a la que le falta una pata para mantenerse en pie, acechados constantemente por una pregunta del pequeño de la casa sin argumentos: —“¿Dónde está el abuelo Tobas?”. —“Perdóname, hijo, si te miento, pero no soy capaz de decirte la verdad, no quiero transmitirte esa crueldad que la vida nos ha deparado y que tratamos de digerir a pesar de no ser un plato de buen gusto, con un nudo en la garganta que no ayuda para nada”—. Las palabras no me salen con fluidez, escasean para agradecerte todo lo que me has dado, lo que nos has entregado a todos los de tu alrededor. No tenerte a nuestro lado desacelera todo, salvo el paso constante y fugaz de los recuerdos. Era tu momento, era la etapa para disfrutar de nuevas emociones. Habías pasado ya un capítulo relevante de tu vida, tu dedicación laboral en la fábrica de cerveza. Más de cuarenta años has compartido con cientos de trabajadores, compañeros de faena y multitud de amigos.

Durante todo este tiempo has conocido a varias generaciones, familias enteras en algunos casos, personas de Andalucía y de fuera, mucha gente que ha demostrado antes, ahora y siempre lo muy querido que eras. Naciste con cervezas El Alcázar S.A. en un mes caluroso de agosto de 1966. Creciste simultaneando todo lo que tenías a tu alcance, como el apoyo profesional prestado en la asesoría laboral de tu gran amigo Juan Antonio Perea, o la dedicación desinteresada a la Antigua, Insigne y Real Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno y María Santísima de los Dolores, tu cofradía, tu Abuelo, Ése con quien ahora estás y nos cuidas desde allá. Pero, cuando realmente maduraste fue al crear una gran familia, apoyada en la tuya. Conociste a la compañera perfecta para embarcarte en ese proyecto y con vuestro esfuerzo y afán por las cosas bien hechas, nos tuvisteis a mi hermano y a mí, a quienes nos disteis todo para poder llegar a ser lo que hoy en día somos. Gracias de corazón, nunca podremos agradeceros todo. Circunstancias del azar, la vida te dio la oportunidad de tener una jubilación anticipada, como si el destino ya te estuviera permitiendo disfrutar de ese tiempo que más adelante te arrebataría. Más de ocho años de un nuevo capítulo, lleno de etapas y experiencias vertiginosas, de tomar esas merecidas “vacaciones”. De ver orgulloso a tu hijo mayor en el altar, o al menor encima de un escenario. De ver dar sus primeros pasos y caídas a tu nieto. Recuerdo que, en la Semana Santa pasada, acudiste, raudo, a socorrerlo para enseñarle a levantarse y caminar de frente y sin miedo, como en su día hiciste con nosotros.

Mamá también fue determinante para ti en este momento. Fue en ella en quien te apoyaste silenciosamente para hacer más llevadero ese nuevo ciclo. Y cómo olvidar tu perseverancia en la colaboración con el Círculo de Amigos de las Fuerzas Armadas. Una organización que te marcó durante estos últimos años; un colectivo en el que gentes procedentes de diferentes partes de España, reconocieron tu implicación, empeño y entrega generosa que siempre has demostrado. Pero has partido sin hacer ruido, rodeado hasta el último momento de los tuyos, de tus más allegados, dejando el libro de tu vida a medio terminar. Fuiste despedido por una multitud, como muchos dicen que nunca habían visto. Eso dice mucho de ti, de la persona que eras, de tantos y tantos que te han apreciado.

Ahora te busco y no te encuentro, son muchas preguntas sin responder y tiempo que ahora me arrepiento no haber aprovechado junto a ti. Pero ya llegará el día que volvamos a estar todos unidos, mientras tanto, te pido que reces por nosotros y nos cuides como siempre has hecho. Hasta siempre, papá, siempre te llevaremos en cada uno de nuestros corazones. Tu hijo que te quiere.