“Gracias, maestro. Tu semilla dio sus frutos”

28 ago 2017 / 08:00 H.

Nos dejó Eduardo Navarro Jiménez. Para muchos “su maestro”, para otros un alcalaíno de adopción que vivió bajo el amparo de la Virgen de las Mercedes. Hombre cabal, honrado y leal, de profundas convicciones religiosas, que tuvo dos grandes vocaciones que marcaron toda su existencia: el deporte y el Magisterio.

Llegó hasta Alcalá la Real en el verano de 1964 y ya había tenido varios destinos como maestro nacional. La providencia lo trajo al que sería el definitivo. Hizo suyas estas tierras y hasta su muerte disfrutó del afecto incondicional de sus habitantes, de sus amigos y de sus alumnos, quienes, durante décadas, lo fueron mimando con sus saludos, acompañándolo en la vejez con un afecto inconmensurable.

Ejerció como maestro de Primaria en SAFA, como profesor de Educación Física en Formación Profesional del mismo centro y, durante un lustro, en la década de los años 70, en el instituto Alfonso XI de Alcalá la Real, nuestra localidad. Muchos fueron los niños y los jóvenes a los que ilustró en la primera formación y a los que involucró en campeonatos deportivos que se disputaban por toda la provincia. Era en otra época, con medios escasos, menos actualizaciones pedagógicas, pero un único resultado: darlo todo simpre por sus queridos alumnos.

Gracias, maestro, amigo, compañero... porque tu fructífera semilla ha dado sus frutos y hace que tu labor sea inolvidable entre tantas personas que se conocieron a lo largo de sucesivas décadas de abnegada dedicación a la docencia y a la formación como personas de bien de los alumnos. DEP.