“Eras demasiado grande”

11 feb 2017 / 08:00 H.

Te escribo a ti, abuelo, compañero de vida hasta que ella misma nos separó un 24 de diciembre, compañero de sueños hasta que me los cediste. Aún sigo sin entender qué música te llevó a tu último baile y por qué no pudiste despedirte. Recuerdo llamar a la abuela y seguir creyendo que contestarías, recuerdo querer creer en las veces que he ido a Jaén que por la calle te encontraría, que jamás me dejarías. Me gustaría tenerte de nuevo y reírnos de la vida como tú bien sabías, ya que a mí a veces eso se me olvida.

Eras el Titanic en una pecera, Júpiter en una bolsa de canicas... Eras demasiado grande, algo tan grande como todo lo que te correspondía. Me enseñaste que el corazón no se regala y que el alma viene de serie. Supongo que seguir la normalidad nunca fue nuestro fuerte, lo común y lo simple nos provocaba alergia. Nuestro mayor vicio siempre era complicarnos, meternos en algún berenjenal y salir de ahí a carcajadas. Pensaba que el mundo estaba mal hecho, que no era justo que el tiempo pase tan rápido mientras hay gente que vive su día a día buscando un momento para cicatrizar. Pero estaba equivocada, las experiencias más difíciles no nos hacen más fuertes, es buscarles el lado positivo lo que nos fortalece. Te pido que me des fuerzas para poder cumplir nuestros sueños. Sigue iluminándome en mi camino y acompáñame en cada paso para que sean largos y firmes, nunca me dejes perder el equilibrio. Te prometo convertirme en el mejor homenaje que se te pueda hacer. Vivir lo que me queda por los dos y, sobre todo, vivir con la conciencia tan tranquila que lo único que me quite el sueño sean las ganas de que llegue el próximo día. Te quiero abuelo.