“El dolor de perder a un gran amigo que siempre estará en mi corazón”

14 ene 2017 / 08:00 H.

Cuando perdemos a un ser querido es inevitable no sentir pena o dolor, los días se convierten grises y no tenemos ganas de realizar nuestras actividades. Sobre todo, cuando la persona que partió al cielo es un fiel amigo. No hay nada que nos pueda destruir más que la muerte de un ser querido. Verdaderamente ante su falta, es cuando llegamos a comprender que no hay nada más terrible que la muerte y la herida de dolor que se abre es muy difícil de sanar. Una de las pérdidas más dolorosas es la muerte de un ser querido. No es fácil decirte un adiós definitivo porque siempre estarás en lo más profundo de mi corazón, amigo Paco, “El Municipal”.

Es verdad que los días ahora en adelante serán complicados porque no volveremos a verte; sin embargo, nos tranquiliza saber que paraste de sufrir y comenzarás a gozar de la gloria, querido amigo, pronto estaremos de nuevo juntos. Todo ser humano tiene un espacio guardado en el cielo, tú te adelantaste pero en nuestras memorias permanecerás por la eternidad. Espero que te encuentres gozando del reino del Señor junto a nuestros grandes amigos Juanito y Francisquillo. Te mereces todos los halagos y elogios, fuiste un padre, esposo y abuelo, ejemplar, llevando con gran sacrificio tu casa hacia adelante. Con, solo, tu trabajo y la ayuda de tu esposa te preocupaste de que tus hijas tuvieran unos estudios y una preparación para hoy poder estar situadas en esta difícil y compleja sociedad que nos ha tocado vivir. La relación de amigos que forjamos, desde el año 1965, cuando estábamos de monaguillos con don Antonio Barredo Salazar; fue sumamente pura y duró mucho tiempo, pues solo la muerte ha podido separarnos. A pesar de que ahora no estarás más conmigo, físicamente, te llevaré en mi corazón y ahora más que nunca iré todos los años a las fiestas de nuestro querido San Marcos al que rezaré y pediré por ti. En tu puesto de trabajo siempre has sido capaz de realizar cuantas funciones se te han encomendado: inspecciones a locales comerciales para control de permisos y licencias, o por motivos de venta de drogas, inseguridad, etcétera. Te ocupabas de las ordenanzas municipales, de instruir atestados por accidentes de tráfico...

Sé que no solo trabajabas controlando el tráfico y poniendo multas, que también era otra de tus tareas y me consta que no era la más agradable de realizar. Personalmente te conocía y sabía de tu gran corazón y a pesar de todo también sabía, y me constaba, que en el Ayuntamiento eras apreciado y querido por todos.

Todos sabían que apreciabas y te sentías orgulloso de tu trabajo y la tarea que desempeñabas. Pues eras una persona curtida y cultivada con una gran preparación académica lo que te permitió poder desarrollar otro tipo de trabajo: como la banca, administrador de comunidades de riego, etcétera, es decir toda una persona preparada para desempeñar cualquier puesto de trabajo.

Tu fallecimiento, Paco, fue una noticia que entristeció a todos porque siempre te consideramos como un gran amigo. Sabemos que cada uno de nosotros, no somos más que breves pasajeros en este mundo caprichoso, maravilloso y, a instantes, terriblemente cruel. Todo lo que dábamos por sentado puede caerse a bajo como un castillo de naipes de un día para otro. Sin más. A veces es un accidente y, en ocasiones, una enfermedad terminal que nos obliga a ver cómo se apaga día a día el ser querido. Por último, Paco, permíteme que te diga que me siento la persona más orgullosa, del mundo, por todos los años que hemos estado juntos y le pido a nuestro querido San Marcos y al Santísimo Cristo de la Salud que velen por ti.

Con la completa seguridad y tranquilidad que cuando tenga mi barca arrimada a la otra orilla y cruce el umbral del más allá nos podremos dar el abrazo definitivo, junto a nuestros seres queridos y nuestros íntimos amigos que están ahí, Juanito el Tropezón y Francisquillo, en presencia de Dios todopoderoso que es amor. Un abrazo amigo: Siempre estarás en mi corazón.