“Carmela era puro instinto”

03 abr 2019 / 08:00 H.

En una sociedad donde vivimos intentando esconder las contradicciones de las que estamos hechos, Carmela no las ocultaba; las vivía enteras. Desde la Sevilla, rebelde y señorita, pagana y capillita, a Torreperogil, donde por haber, hasta había un local de la falange, y en medio Jaén, cerrada y abierta, cateta y culta. Carmela era puro instinto, solidaria e individualista, cariñosa y dura, de Doña Juana o de Marifé, por ser era hasta palangana. Carmela era también ojos y manos, unas manos que esas si que hacían parar el tiempo al compás de unas sevillanas corraleras. Y unos ojos, los ojos más bellos que he visto en mi vida; unos ojos que amaban y que herían. Como dirían otros, Carmela era un portento, una fuerza de la naturaleza. Todo eso era Carmela y tuve la suerte de vivirlo todo con ella.

Carmen, tus manos seguirán bailando en el cielo y tus ojos, esos ojos tuyos, no se cerrarán nunca.