“A Rita Barberá, con cariño y gratitud”

29 nov 2016 / 08:00 H.

Queridísima alcaldesa: es así como te seguiré llamando, porque eso es lo que serás siempre para mí, “la alcaldesa de Valencia”, de esa ciudad maravillosa, tierra de las flores, de la luz y del amor en la que has dejado también para siempre el mejor de los legados: tu amor por los valencianos y tu preocupación constante por esta bonita tierra, en la que cualquier rincón nos habla de ti, de tu trabajo infatigable, de tus desvelos y de tu esfuerzo constante por embellecer Valencia. Conseguiste que hoy sea una de las ciudades más bonitas de Europa.

Siempre has triunfado en las urnas. Por algo será. Pero, sobre todo, has triunfado en todos los corazones de tanta gente como ha tenido la suerte de conocerte. Hoy quiero darte las gracias, una vez más, por lo feliz que hiciste a aquel niño de la Unidad de Oncología del Hospital de Jaén cuando, ya en su recta final de la vida, le hacía mucha ilusión conocer Valencia, el Oceanográfico, el Bioparc... pero quería que lo invitara la alcaldesa. Como enfermera de este niño, acudí a ti con la completa seguridad de que escucharías su petición. Se trataba de hacerlo feliz antes de que se hiciera tarde y, a vuelta de correo, me contestaste abriéndonos tus puertas de par en par.

Fue un derroche de cariño, ternura, simpatía y generosidad el que este niño recibió de ti. ¡Cuánta alegría y ánimo le pudiste transmitir a él, a su familia y a las dos enfermeras que lo acompañábamos! Le dedicaste un tiempo precioso, como si no tuvieras otra cosa que hacer, le enseñaste sin prisas el Ayuntamiento y, con una mirada llena de cariño, nos detuvimos ante la Virgen de los Desamparados, situada cerca de tu despacho, y nos dijiste: “Esta es la mejor alcaldesa”. Imposible olvidar aquellos dos días en Valencia y la huella imborrable que dejaste en nuestros corazones. Gracias alcaldesa, de todo corazón.

Cuando supe de tu marcha al cielo, lo primero que me vino a la cabeza es pensar que no entrabas sola, sino que en la puerta te esperaba nuestro niño para darte un tierno abrazo y entrar contigo de la mano y llevarte ante ese Jesús amoroso que, sonriendo, te diría: “No temas, soy yo y aquí está el libro de tu vida, repleto de obras buenas, ya has encontrado la luz, la paz, la justicia y la libertad que allí te arrebataron y nadie jamás te podrá quitar”.

Queridísima alcaldesa, imagino lo mucho que has sufrido últimamente rodeada por esa manada de lobos que no han cesado hasta arrebatarte la vida. Algunos de ellos todavía siguen aullando con rabia; pero tú devuelves bien por mal y escoltada por ese ejército de ángeles les sonríes y los perdonas.

Cuando vuelva a la ciudad de Valencia de nuevo —porque allí tengo grandes amigos— y en la quietud de la noche valenciana contemple el cielo lleno de estrellas, buscaré la más hermosa, la más brillante de todas y allí estarás tú... porque como dice Nino Bravo: más allá del mar hay un lugar, donde el sol cada mañana brille más. Con cariño y gratitud.