A nadie le amarga un dulce... paloduz

21 feb 2019 / 18:16 H.

Habrá algo más sencillo que chupar un palo para poblarle a la boca su soledad? Es el paloduz —en Jaén, de toda la vida, “palodul”—, que aunque de dulce tiene tanto como de amargo, hizo siempre las delicias de la chiquillería, a la que eso de que un hombre —generalmente tocado con boina o gorrilla— se sacara la navaja del bolsillo y, como si cualquier cosa, pelara el palito hasta dejarlo para comérselo —nunca mejor dicho— le parecía la cosa más estupenda del mundo. Ahí sigue, en las calles de Jaén. ¡A chupar se ha dicho!