Torres, un lugar con encanto, la esencia de Sierra Mágina

El pueblo conjuga la herencia vandelviriana, con un medio natural exuberante

14 mar 2019 / 16:24 H.

Torres es un ejemplo de que desde un municipio pequeño también se puede recibir mucho turismo. Años de trabajo quedan reflejados en un constante aumento del número de visitantes. Esta labor queda patente en la existencia de una web monográfica, www.torresturismo.es. Su lema es “Te lo mereces”.

El portal permite conocer la variedad de recursos disponibles, ordenados a la perfección. En tal línea se recogen hasta cinco rutas diferentes. La primera, dedicada al genio del Renacimiento Andrés de Vandelvira, con escalas en La Puente, la casa palacio del mayordomo de Francisco de los Cobos, la iglesia de Santo Domingo de Guzmán. La Cultural, con las pinturas paleolíticas de la Cueva del Morrón, la Rambla de San Gil, el Reloj de la Muralla, las casas cueva y otros rincones pintorescos del casco urbano. La de los Pilares visita las principales fuentes, algunas con cinco siglos, como el de la Plaza de España. El agua también protagoniza la de los Manantiales, aunque en este caso centradas en áreas rurales. Por último, la Nocturna invita a ver el pueblo de otra manera, con sugestivas panorámicas bajo las estrellas.

Los rincones que el visitante no debe perderse son monumentos, parajes naturales o exponentes de la etnografía más típica de Sierra Mágina. Todo, repartido por el pueblo, pequeño y encantador, y su entorno. Estos lugares son la Casa-Cueva del Jornalero, la cueva del Morrón, la ermita del Santo, el nacimiento fe Fuenmayor, el Palacio de los Marqueses de Camarasa, el Reloj de la Muralla, la rambla de San Gil, el templo parroquial y el Parque Natural de Sierra Mágina, del cual forma parte la mayor parte del término.

Gracias a una pluviometría superior a la de las áreas de campiña y a una paisajes preservados gracias a su carácter abrupto, el espacio protegido coincide con una zona de frontera, que separó durante varios siglos el reino de Castillo del de Granada. Esto ilustra la riqueza de la historia torreña.

Entre las cimas principales se cuentan el Aznaitín —en cuya ladera se halla encaramado el casco urbano—, Monteagudo, Cárceles, Ponce y Almadén, prácticamente las de mayor altitud de toda la provincia. Como espacios naturales singulares sobresalen Navaparís y la cascada del Zurreón. A la creación de un paisaje diferente contribuye la presencia del almendro, un árbol que, cuando florede en primavera, supone una verdadera explosión de tonos claros. La planificación turística es tal, que, en un función de la disponibilidad de tiempo de visitante, se proponen itinerarios para 24, 48 o 72 horas. En el portal municipal figuran los diferentes recursos de alojamiento con los que cuenta la zona, una red de hoteles, casas rurales y camping. “El ambiente acogedor, la oferta exclusiva y diferenciada y el saber hacer de los empresarios hoteleros de la zona consiguen que el turista no quiera abandonar nunca la tierra de Torres”, indica la página promocional.

Un apartado específico es el correspondiente a la gastronomía. Diversos establecimientos comercializan productos típicos, como dulces o embutidos, sin olvidar las cerezas y el aceite de oliva, adscrito a la denominación de origen de Sierra Mágina. Como platos típicos, entre otros, pueden citarse las migas, el guiso en miguilla y las gachas colorás. Son creaciones sabroasas y energéticas que aprovechan los recursos propios del terreno.

Por lo que atañe a las celebraciones, hay tres principales. Las fiestas patronales de Nuestro Padre Jesús de la Columna, el 21 de septiembre. La de los Jornaleros, el domingo más próximo al 20 de mayo, posible porque los hermanos del Señor recaudan fondos. Sale en procesión el Cristo Crucificado, adornado con espigas y panes morenos, en recuerdo de las colectas antiguas para ayudar a los braceros. San Marcos, el 25 de abril, con una comida en el campo que incluye el hornazo.