De una antigua tienda de telas en Torreperogil a una fábrica que da trabajo a veinte personas con la confección industrial

PREMIO desarrollo empresarial

12 jul 2016 / 12:22 H.

El origen de Confecciones Samisa está en la tienda de telas que Federico Gaitán abrió en Torreperogil, un negocio de los de toda la vida que continúa y crece gracias a los hijos de este emprendedor. El establecimiento, que todavía se mantiene, dio paso a una fábrica con una veintena de trabajadores, que permitió la expansión de esta firma peroxileña a Úbeda. La actividad de Samisa comenzó como tal en 1983, como explica Miguel Gaitán Moreno, al frente de esta pequeña compañía, que es un negocio básicamente familiar, por el que también trabajan los otros dos hijos del hombre que abrió la tienda de telas, Federico y Salomé. “Siempre hemos estado relacionados con la confección”, recuerda Gaitán. La firma peroxileña está especializada en prendas técnicas, para profesionales, aunque no suelen servir directamente a las empresas, sino que trabajan para distribuidores de este tipo de material técnico. Samisa es uno de los pocos ejemplos de una industria que fue muy fuerte en La Loma, con grandes fábricas textiles en Baeza o Rus, de las que apenas nada queda. “Nosotros hemos vivido ya dos crisis. La primera, a mediados de los noventa del siglo pasado, duró un par de añitos, y esta, que es más larga”, reflexiona Gaitán. ¿El secreto para mantenerse? “Luchar mucho y ser muy serio”, argumenta el que, a diario, “abre y cierra” la fábrica, como explica el propio responsable de la empresa. Su ejemplo, a pie de fábrica, es una prueba de cómo se mantiene vivo un negocio familiar, sin inventos, pero sin tampoco perder el tiempo. “Es muy complicado, porque entran muchas cosas de fuera”, reconoce. Y es que, con más de tres décadas en el mercado, en Samisa han visto de todo, hasta tener que perder plantilla, para reinventarse, y producir fuera de las instalaciones que tienen en La Loma. “La competencia es muy fuerte y, en muchos momentos, se pone de moda lo barato. Si ocurre, o entras en esa rama o te ves fuera. A pesar de ello, no renunciamos jamás a innovar y a la calidad”, deja claro. “No paramos de pensar cómo mejorar en el negocio de la confección y en el sector de la uniformidad”, apunta Gaitán, agradecido con el reconocimiento que se le brindará en la gala de entrega de los Premios Reino de Jaén. Un acicate para continuar con su compromiso con la calidad en cada prenda y la adaptación a las normas más exigentes para este tipo de confección, indispensable para muchos trabajos, como los que desarrollan los empleados de las fábricas o los servicios de mantenimiento.