“Las mujeres han sido omitidas de la Historia por sus actividades”

18 ene 2017 / 11:34 H.

Estaba inmersa en el doctorado en Arqueología, cuando su directora de tesis, Carmen Rísquez, inoculó a Antonia García Luque (Jaén, 1977), Tole, el gusanillo por la investigación en materia de género. “Desconocía que el pasado se podía interpretar con otra mirada que no fuer ala masculina”, cuenta. Y la tesis, la primera de arqueología del género —en concreto, en la cultura ibera— que se defendió en España, en 2008, rompió su ceguera, como destaca, orgullosa. Descubrió que las mujeres habían sido omitidas del conocimiento de la Historia porque las actividades a las que se habían dedicado —cuidado de los enfermos, de la familia, la gestión de la muerte, el procesamiento de alimentos— no habían interesado. “Son actividades cotidianas y han pasado desapercibidas, porque la Historia se ha escrito desde los acontecimientos bélicos y la han escrito los hombres”.

Y esto es lo que intenta descubrirles a sus alumnos en la Universidad de Jaén, donde es profesora del área didáctica de Ciencias Sociales, especializada en educación en igualdad de género, y también a la sociedad, como coordinadora del Seminario Mujer, Ciencia y Sociedad. “Hay roles que pensamos que están superados y, sin embargo, los alumnos no se han parado a reflexionar sobre ellos y les cuesta abrir los ojos en temas de violencia de género”, asegura la docente, que remarca: “La mujer reproduce el sistema patriarcal porque así lo ha heredado”. Lamenta que el aparato genital determine la manera en la que se educa a las mujeres y a los hombres. Y, en una sociedad patriarcal en la que la violencia de género ha adquirido tintes de “terrorismo”, reclama un Pacto de Estado urgente. Para García Luque, la educación es la principal herramienta de cambio. Educación formal, en colegios, institutos y universidades, pero también a través de los medios de comunicación, la redes sociales y “demás ámbitos de socialización”. Y, por supuesto, es fundamental la implicación de los poderes políticos, y deja que desear —lamenta— con medidas como la que, recientemente, ha tomado el Instituto de la Mujer, dependiente del Ministerio de Sanidad, de suspender las subvenciones para posgrados y actividades académicas en género.