Compromiso de lucha por una sociedad libre y justa

Micaela Navarro garantiza igualdad
de oportunidades entre hombres y mujeres con un gobierno socialista

15 dic 2015 / 12:46 H.

Fue un canto a la vida, un repaso por un pasado que se hace muy presente cuando afloran las desigualdades y una lección para las futuras generaciones. Micaela Navarro demostró tablas en un escenario del Hotel HO Ciudad de Jaén que enmudeció ante continuas frases que invitaban a una seria reflexión. La presidenta del Partido Socialista en España se convirtió en protagonista de excepción en el encuentro de Diálogos “Jaén, Nuevo Milenio”, una iniciativa ya consolidada de Diario JAÉN que cuenta con el patrocinio de la Universidad Internacional de Andalucía y la Fundación Cajasol. No importó que el café se enfriara. Los asistentes al desayuno siguieron sus palabras con suma atención.

Más de doscientas personas procedentes de toda la provincia, muchas de ellas de Andújar, donde están sus orígenes, no quisieron perderse el discurso de una de las mujeres más influyentes en la política nacional. Su intervención fue una reivindicación continua a las políticas que promueven la igualdad, con fuertes críticas hacia el modelo que impulsa el Gobierno actual y con propuestas para un futuro inmediato. El título de su conferencia, “La conquista de la igualdad. Democracia y modelo de sociedad”, resume el compromiso que Micaela Navarro dejó claro, durante más de cuarenta minutos, con un gobierno del Partido Socialista: garantizar la igualdad de oportunidad entre hombres y mujeres y eliminar la brecha salarial.

Empezó con el turno de agradecimientos a los presentes, a sus compañeros de partido, a sus hermanas, a la organización del coloquio y, en especial, a su presentador, el exministro Ángel Gabilondo. “Tú eres de esas personas a las que seguiría al fin del mundo sin preguntar dónde vamos, porque eres cabal y siempre sabes lo que quieres”, dijo. Y añadió: “Cuando sobra el talento, no importan los años, lo sabemos bien los socialistas que formamos parte de una organización centenaria”. A partir de ese momento empezó una intervención en la que no pudo pasar por alto la conmemoración del Día Internacional contra la Violencia hacia la Mujer: “Faltaría en mi compromiso como mujer, madre y trabajadora si no comenzara este encuentro recordando a cientos de mujeres asesinadas y a otras miles que luchan cada día por salir, precisamente, de esa violencia”. Explicó que intentó buscar el nombre de la primera mujer que apareció en el “listado negro” de España. Fue Ana Orantes. Sin embargo, resaltó que después se dio cuenta de que lo importante no era el nombre y el apellido de quien abrió esa estadística, sino quién lo cierra. Fue entonces cuando reclamó “unidad” en la lucha contra esta lacra. Micaela Navarro subrayó: “Las mujeres que sufren cualquier tipo de violencia tienen que saber que aquí hay una ciudadanía unida y, a su lado, con toda la fuerza, deben de estar las administraciones para tender un puente entre su tristísima realidad y el futuro que merecen. Porque la tolerancia cero debe ser un valor de la sociedad en su conjunto”.

Después de ese importante paréntesis, escrito en mayúsculas, se adentró en la importancia de la palabra igualdad. “El PSOE es un partido centenario, somos herederos de una cultura y un legado que ha crecido generación tras generación con un hilo conductor y con los mismos principios. Si hubiera que resumir el compromiso socialista en una sola palabra, sería, sin duda, la palabra igualdad, la más nuestra del diccionario socialista”, manifestó. En este sentido, indicó que el principal “enemigo” es la desigualdad, que describió de esta forma: “Es la hija de la imposición del miedo, de un modelo injusto e ineficaz que entierra a millones de personas en el olvido”. Explicó de qué se trata ese miedo: “El miedo de las mujeres a perder unos derechos inviolables, el miedo de los jóvenes a no tener las oportunidades que tuvieron sus padres, el miedo de los padres y las madres con sus hijos, de los trabajadores a perder su empleo, de los desempleados a no encontrarlo y de los mayores a no contar con una pensión a la altura de sus años de esfuerzo, trabajo y sacrificio”. Contra ese terror propuso una receta bajo la marca “socialista”: luchar contra el miedo y la desigualdad, palabras incrustadas en el “ADN del PSOE”. Micaela Navarro imaginó un mundo con igualdad de pasaporte o de residencia, igualdad de oportunidades sea cual sea su origen, su condición económica o familiar, la de partida o la de llegada, igualdad sin excusas, sin límite ni tregua. Igualdad, una palabra que repitió hasta la saciedad.

La líder socialista arremetió contra las políticas que promueve el Partido Popular, en los últimos cuatro años, desde Madrid: “El PP ha pretendido convertir la crisis en el ariete perfecto para hacer saltar por los aires un modelo de convivencia que habíamos construido desde la equidad”. De esta forma, criticó la política de “tierra quemada” contra los derechos y las libertades, contra la igualdad y las oportunidades, una “ofensiva” de acoso y derribo que, según afirmó, sale cara desde el punto de vista económico y social. “Ese es el legado de Mariano Rajoy en una España dañada y dolida, familias, trabajadores, estudiantes, pensionistas y emigrantes dolidos. Esa es la herencia que recibirá el próximo Gobierno que quiero, con la confianza de la gente, que sea socialista”, dijo.

confianza. Otra de las cuestiones que reivindicó la conferenciante fue la necesidad de recuperar la confianza de los ciudadanos en las instituciones públicas, restaurar derechos y libertades, avanzar en el Estado del Bienestar y luchar contra la pobreza y la exclusión social. “Ese es el reto que asumimos a partir del 20 de diciembre los socialistas”, insistió.

Señaló que, en las próximas semanas, la ciudadanía se enfrentará a una “catarata de ideas programáticas, propósitos y promesas políticas” enmarcadas en los prolegómenos de unas elecciones generales. Aprovechó la ocasión para anunciar que el partido al que representa plantea una “propuesta real”, que huye del “humo”, explicó. Se trata de una especie de contrato con la ciudadanía mediante el que se garanticen los derechos de los trabajadores, independientemente de su género, y el acceso justo a un empleo y un salario justo.