Sube la temperatura

Ocurre cada comienzo y final de legislatura. Forma parte de la agenda de los políticos que se enfrentan a las urnas. Los dos primeros años están dedicados a criticar la gestión del equipo anterior, en el caso de que la “bandera” sea diferente, o a elogiar las bondades de los antecesores, si existe continuidad.

01 dic 2014 / 10:21 H.

En el tercero, de transición, empiezan a aflorar las tensiones entre gobierno y oposición. Y, en el último, los trastos van directos a la cabeza. A seis meses de la cita con las urnas, con los candidatos de los principales partidos presentados en sociedad, el termómetro político empieza a tomar alta temperatura. En una ciudad paralizada por el exceso de crisis y la falta de voluntad, el movimiento de proyectos comienza a marear a una ciudadanía malacostumbrada al estancamiento.

Todas las administraciones están con las pilas puestas. El objetivo es hacer ver a la ciudadanía que hay una verdadera apuesta por el presente y el futuro de su tierra. El mensaje coincide independientemente del signo: un esfuerzo ímprobo en unos tiempos tremendamente complicados. Los conflictos dialécticos se convierten en una rutina. Pertenecen al argumentario que unos y otros “tejen” para “coser” eso que algunos llaman política. Claro, que no hay mal que por bien no venga. Si, mientras unos se enfrentan a otros, hay proyectos que empiezan a ver la luz, bienvenidos sean.

Tal es el caso del Museo de Arte Ibero, una de las iniciativas de la Junta de Andalucía más utilizada como instrumento político, no ya en los últimos años, sino en varias elecciones atrás. Se trata de una vieja reivindicación que se prolonga en el tiempo y que da la impresión de que solo el preludio de las citas electorales consigue rescatar del olvido el movimiento de los ladrillos. Fue, precisamente en esta última semana, cuando directamente desde Sevilla, el consejero Luciano Alonso cumplió con su promesa de retomar unas obras que van camino de poder compararse con las del Escorial.

Otro proyecto: el Conservatorio Superior de Música. La polémica entre las administraciones andaluza y local está servida en bandeja. El silencio se acabó también la semana pasada —curioso— con el comienzo de otra “batalla” en la que se deja entrever la falta de financiación y de acuerdo para promover otro necesario servicio público. Se presagian dificultades para llegar a un entendimiento acerca de unos terrenos sobre los que pesa una sentencia judicial.

Hay más: el centro deportivo de La Victoria. Está llamado a ser el buque insignia del Partido Popular en el actual mandato. Las máquinas trabajan a toda prisa para rentabilizar electoralmente una gran obra en un lugar céntrico de la ciudad. Algo parecido ocurre con la remodelación del Parque de la Alameda, aunque con algún problema de por medio con la empresa que más de un calentamiento de cabeza trae en el Ayuntamiento.

Y el colmo: el tranvía. El mandato comenzó con la búsqueda de empresas dispuestas a participar en su explotación. Todas se echaron para atrás al ver que una de las condiciones impuestas era la ausencia de participación pública. Los números, así, no cuadran para cualquier proyecto empresarial que se preste en lo concerniente a un transporte público. La legislatura termina con el sistema tranviario fiscalizado por el Tribunal de Cuentas. Otro capítulo más para la controversia.
Hay algunos proyectos más que, en la cuenta atrás hacia las elecciones, retoman un brío de vértigo.


En corto
El posible “rescate” de una exdiputada
Fue diputada de Turismo en la época en la que Felipe López presidió la Diputación Provincial de Jaén. Se encontraba, hasta ahora, apartada de la vida política. Sin embargo, desde que se conoce la candidatura de Manuel Fernández Palomino a la Alcaldía de Jaén, está más activa que nunca. Hay quienes dan por asegurada su presencia en la lista con la que el socialista concurrirá a las elecciones municipales y, además, puede que en un puesto importante. Su actividad en las redes sociales y en actos en los que se prodiga el aspirante al bastón de mando es algo más que fruto de la casualidad.