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Tiene el fútbol un importante componente de azar que demasiadas veces olvidamos, y erróneamente tratamos de buscar explicaciones lógicas a lo que suelen ser meros caprichos de un juego. Por eso, en las derrotas, son frecuentes los análisis y reproches que no aparecen en las victorias. A veces es necesario valorar más allá del resultado, y por eso, ahora que aún es incierto si la temporada acabará en ascenso, rompo una lanza a favor de las tan controvertidas rotaciones en el Real Jaén. Germán Crespo empezó la liga con un once base, pero pronto, una vez pasadas las copas y el desagradable episodio de las bajas, constató lo que se intuía: que todos los jugadores tenían nivel sobrado para ser titulares, y por eso los hizo titulares a todos. Ahora, cuando llega el momento de la verdad, aparecen las ventajas. Juanma Espinosa llegó a estas alturas de la 12/13 con 3.027 minutos jugados, por 2.017 en la presente. La media de jugadores que superan los 2.000 minutos en el resto de campeones son diez, por seis en el Real Jaén. Las piernas pesarán menos en la final. Y otro apunte: imaginemos una expulsión. ¿Sería mejor jugárnosla con una pareja de centrales que haya coincidido tres veces en toda la campaña, o quince? La pregunta se responde sola.